La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha pedido nuevamente a los Veintisiete que cumplan el objetivo de que a comienzos de 2021 esté disponible el dinero del plan de recuperación europeo, que se encuentra bloqueado actualmente por la negociación entre países. "Es crucial que este plan excepcional, que ha levantado importantes tabúes en ciertos países, sea un éxito", apunta la presidenta del organismo.
Lagarde ha incidido en que "el objetivo de la Comisión es que se pueda pagar a comienzos de 2021 y debe cumplirse absolutamente". En una entrevista publicada este lunes en la página web de Le Monde, la que fuera directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha recordado que "la pelota está en el campo de los Estados", que deben presentar sus propios planes -algunos están ya listos- para que el Ejecutivo comunitario los someta a examen.
Precisamente, el Gobierno de Pedro Sánchez ha explicado que concentrará 72.000 millones de los 140.000 a los que opta España de este plan en los próximos tres años. Así, y de acuerdo con el Plan Presupuestario enviado a Bruselas estos días ya se incluyen más de 27.000 millones del Next Generation. Nuestro país ha registrado el mayor retroceso de su economía en tiempos de paz, con un desplome del 17,8% en el segundo trimestre debido al cerrojazo a la actividad aplicado con el estado de alarma para tratar de controlar la expansión de la pandemia.
La propia Lagarde reconoce que los riesgos principales que plantea este fondo son que no sea selectivo, que se pierda "en los dédalos administrativos" o que no llegue a la economía real para darle una orientación más digital y más verde. El plan de recuperación de 750.000 millones de euros choca con la confrontación entre la voluntad de condicionar las ayudas al cumplimiento de los principios del Estado de Derecho y la oposición de algunos Estados que se sienten señalados por esas reglas.
El BCE todavía tiene munición en la recámara
Lagarde ha hecho hincapié además en que, si se agrava la situación económica a causa de la pandemia, el BCE no ha agotado todas sus posibilidades, por lo que "si hay que hacer más, haremos más". Es un mensaje que también están lanzando el resto de grandes bancos centrales, como la Reserva Federal de Estados Unidos, en un intento de trasladar confianza a los mercados.
Esto, mientras el 'bazuca' billonario desplegado por el emisor de la zona euro en forma de programa de compra de deuda antipandemia (PEPP, por sus siglas en inglés) sigue impactando en los mercados. El interés del bono español a diez años se mueve en zona de mínimos históricos, en el 0,126% gracias a las adquisiciones que el BCE está haciendo en el mercado secundario y esto, pese a que nuestro país está sufriendo con especial dureza la segunda ola del virus y se acerca al millón de contagios.
Así, la prima de riesgo de nuestro país, el sobrecoste que los mercados nos exigen por emitir deuda en relación a lo que paga Alemania, se sitúa en 75,2 puntos básicos. Lo mismo ha sucedido con el resto de países periféricos, que han visto reducir de forma notable sus costes de financiación en los mercados.
En su escenario central de previsiones, el Banco Central Europeo estima una caída del 8 % del producto interior bruto (PIB) de media en la zona euro, incluyendo restricciones parciales y localizadas. Si las cosas empeoraran, las previsiones podrían revisarse este mismo mes de diciembre. Desde su punto de vista, lo más grave del impacto de la crisis a largo plazo son las pérdidas de empleo, y por eso al emisor le parece "esencial que las redes de seguridad puestas en marcha por los gobiernos durante esta crisis no se retiren de forma prematura".
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