Compensación a los inversores

Por qué la volatilidad en los dividendos europeos no ha dado su último aviso

En el primer trimestre se vieron indicios de una reactivación de los dividendos y los expertos señalan que “la previsión de los dividendos globales es de 1,36 billones de dólares, un aumento interanual del 8,4%".

Volatilidad y dudas en la apertura europea
Por qué la volatilidad en los dividendos europeos no ha dado su último aviso
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Después de la larga travesía en el desierto de las retribuciones a los accionistas por parte de las compañías, parece que ya empieza a fraguarse una retribución por parte de estas estrategias orientadas a satisfacer a los inversores en el largo plazo. Durante el primer trimestre asistimos a claros indicios de una próxima reactivación de los dividendos a escala mundial. Aunque los pagos cayeron un 2,9% interanual, hasta 275.800 millones de dólares, el descenso se vio ampliado por la disminución de los dividendos extraordinarios en Estados Unidos.

Según los datos proporcionados por Janus Henderson, en tasa subyacente, estos solo se dejaron un 1,7%. En el contexto de continuación de la pandemia, un descenso tan pequeño es un resultado extraordinariamente positivo. Además, el descenso fue mucho más modesto que en cualquiera de los tres trimestres previos, en los que las distribuciones acusaron bajadas de dos dígitos.

En Europa, en cambio, el esquema es algo diferente. El primer trimestre suele ser relativamente tranquilo para los dividendos del viejo continente, pero este año se está asistiendo a algunas señales interesantes de lo que cabe esperar del segundo trimestre, con un peso considerable en términos estacionales.

Después de un 2020 aciago, en el que se registraron descensos récord en los dividendos europeos, los repartos pueden recuperarse rápidamente y con fuerza. “En Europa, hemos detectado señales interesantes de lo que nos puede deparar el segundo trimestre por lo que será decisivo buscar de manera activa las oportunidades que el ecosistema empresarial europeo puede ofrecer a los inversores”, comenta Juan Fierro, Associate Director para Iberia en Janus Henderson.

“La nueva previsión central de los dividendos globales asciende a 1,36 billones de dólares, un aumento interanual del 8,4% en tasa general, que equivale a una subida subyacente del 7,3%, lo que contrasta con la previsión formulada en enero, que contemplaba 1,32 billones de dólares”, ahonda Fierro.

Después de tener en cuenta la apreciación de las divisas y demás factores, el crecimiento subyacente fue del 4,7%. A este respecto, son muy pocas las empresas europeas que distribuyen dividendos en el primer trimestre, por lo que no es especialmente útil realizar un análisis por países. En su lugar, nos sí es reseñable observar las empresas en las que sí se han producido grandes cambios frente al ejercicio anterior.

Un último informe de Goldman Sachs resalta que la retribución al accionista se va a volver a calentar debido a la recuperación económica: “con los mayores beneficios de las empresas en todo el planeta, en especial en Estados Unidos y Europa, se va a observar una vuelta de la compensación a los inversores”.

Los expertos de Morgan Stanley se mueven en esa misma dinámica en una reciente nota: “Empresas que dejaron su dividendo en stand by van a recompensar a sus accionistas en cuanto aligeren sus cuentas de resultados y vuelvan a un beneficio solvente en el largo plazo”.

Con todo, para Jane Shoemake, gestor de carteras de clientes en Janus Henderson, siguen existiendo susceptibilidades políticas en torno a la remuneración al accionista, y el calendario y el alcance de la eliminación de las restricciones normativas sobre los dividendos bancarios, especialmente en Europa y el Reino Unido, aún no están claros.

“También esperamos que las recompras de acciones vuelvan a utilizarse para canalizar el excedente de liquidez, lo que también influirá en la cantidad que se destine a los dividendos (sobre todo en Estados Unidos) (…) Todos estos factores añaden cierto grado de imprevisibilidad a las distribuciones”, analiza.

“Pero ciertamente, este año hay mucho menos riesgo de caídas en los repartos del que se preveía, aunque el calendario y la magnitud de los pagos individuales de las empresas van a ser inusualmente heterogéneos y esto añadirá volatilidad a las cifras trimestrales, además de que los dividendos extraordinarios también desempeñarán un papel importante”, matiza el gestor.

El ejemplo entre las empresas europeas

Los principales catalizadores fueron los bancos escandinavos: Danske, DNB, Nordea, Svenska Handelsbanken y Swedbank. Ninguno de ellos suele repartir dividendos en el primer trimestre, pero entre todos distribuyeron 3.300 millones de dólares para ayudar a recuperar parte del terreno perdido en 2020.

Además, ING fue el único banco regulado por el BCE que realizó un pago parcial de compensación en el primer trimestre. “Esperamos asistir a unos niveles considerables en los dividendos bancarios más avanzado el año, aunque no todos en su calendario habitual del segundo trimestre”, cuentan los expertos de Janus Henderson.

No obstante, no es oro todo lo que reluce. Un tercio de las empresas europeas que suelen realizar distribuciones en el primer trimestre recortó sus dividendos en tasa interanual, aunque esta cifra contrasta con algo más del 50% en los tres trimestres anteriores.

Se trata de compañías como la petrolera española Repsol, que vieron reducciones significativas. Eso sí la compañía anunció que combinará en los próximos años el pago de efectivo con la recompra de acciones hasta llegar a alcanzar un reparto de más de un euro por acción en 2025.

“Esto refleja, en parte, el predominio de Suiza en el primer trimestre, donde los dividendos han mostrado resiliencia, además de apuntar asimismo a que la coyuntura de los repartos está mejorando”, destacan Fierro y Shoemake.

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