Líderes republicanos temen una derrota aplastante

Trump pone en peligro el control del Senado con su gestión de la pandemia

La contienda por el control de la cámara alta es dramática. A Biden no le basta con frustrar la reelección del magnate porque tendría imposible sacar adelante cualquier legislación en el Congreso.

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Trump anima a simpatizantes a su llegada a un mitin en Erie, Pensilvania.
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Donald Trump y Joe Biden aparecen en lo más alto de la papeleta para votar en las generales de 2020. Pero aunque la batalla por la presidencia de los Estados Unidos es la que se lleva la atención, la gobernabilidad del país se juega mirando justo abajo. Ahí aparecen los nombres que se disputan los 35 asientos en juego en el Senado. La contienda por el control de la cámara alta es dramática en siete de ellos, cinco ocupados por republicanos y dos por demócratas.

Los republicanos tienen actualmente 53 votos en el Senado frente a 47 de los demócratas. Así que a Biden no le basta con frustrar la reelección de Trump, porque tendría imposible sacar adelante cualquier legislación en el Congreso en el ámbito de la fiscalidad, la salud, la inmigración o el cambio climático. Necesita hacerse con al menos tres asientos más -conservando los que tiene- para superar el bloqueo, porque la vicepresidente rompe el empate.

Pero si es Trump el que vuelve a ganar las presidenciales, los demócratas necesitan hacerse con dos estados más para poner en jaque al presidente. A partir de esta cuenta, los liberales dan por hecho que ganarán en Colorado y Arizona al tiempo que concentran la carga en Maine, Carolina del Norte, Iowa, Georgia y Carolina del Sur. Dos de los que están en peligro son Lindsey Graham y Susan Collins.

Los republicanos esperan que la lucha política por la nominada al Tribunal Supremo sirva para galvaniza el voto conservador en la recta final de las elecciones, especialmente entre los indecisos que tomaban distancia de Trump. Es lo que pasó en las legislativas hace dos años. Pero la crisis sanitaria provocada por la Covid-19, su impacto en la economía y la violencia racial trastocan las opciones.

Ted Cruz es de lo que reconocen públicamente que estás elecciones apuntan a un "baño de sangre" para los republicanos de proporciones similares a las del Watergate. El senador de Texas no lo dice solo por la posibilidad de que se pierda el control de la Casa Blanca. "Podemos perder incluso las dos cámaras del Congreso", advertía en una entrevista, "estoy preocupado. Es todo muy volátil".

Ted Cruz es de lo que reconocen que estás elecciones apuntan a un "baño de sangre" similar al del Watergate

No es el único. Thom Tillis asume ya que pierde seguramente su asiento. El senador de Carolina del Norte contrajo el virus en el evento en la Casa Blanca para presentar a la nominada al Supremo. En los debates con su rival demócrata Cal Cunningham habla en términos de la presidencia de Joe Biden, por eso considera vital que los republicanos logren preservar la mayoría en el Senado.

Es la única manera que tendrán de poner a raya a un Gobierno demócrata y espera que la cuestión movilice al electorado. El descontento con Donald Trump es evidente entre los republicanos que van afrontan estas elecciones rezagados en las encuestas, como Martha McSally en Arizona. El astronauta Mark Kelly le lleva una ventaja cómoda. En la misma tesitura se encuentra John Cornyn en Texas.

Los senadores conservadores en los estados cruciales se sienten vulnerables como consecuencia de la confusión creada por el presidente al afrontar la pandemia, con los contagios superando los niveles récord de julio. Mitch McConnell, el líder de la mayoría republicana, ni siquiera se deja ver por la Casa Blanca y cuestiona la forma en la que se gestiona la crisis con un "lo haría de otra manera".

Las palabras de McConnell, por tanto, reflejan la amenaza que representa Trump para el control del Senado, por eso se empeñó por apuntalar el poder conservador en el Supremo. Esa misma dinámica se observa en los cargos que aparecen en el boleto a niveles más bajo del gobierno, empezando por la Cámara de Representantes, pasando por los legislativos estatales hasta los fiscales locales.

Aunque los republicanos tienen una opción nominal de conservar el Senado, la posibilidad de que remonte y recuperen la mayoría en la cámara baja es nula. De hecho, la situación empeoró para candidatos que aparecen en la papeleta en su propio territorio. Ya no son favoritos claros en distritos en disputa en Maine, Nueva Jersey y Nueva York porque Trump no es tan popular como en 2016.

Los demócratas esperan así que el huracán político creado por el coronavirus, la recesión y la tensión racial involucra al electorado a participar en las elecciones locales. Eso podría tener unas consecuencias devastadoras por los republicanos, por el potencial de cambiar de color algunos legislativos estatales y posiciones clave en los condados. Ahí es donde se toman las decisiones que afectan directamente al ciudadano.

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