Posdata

12 de octubre de 2020, no hay nada que celebrar

Habrá acto en el Palacio Real. Allí estarán los Reyes, Sánchez, Ayuso, Illa... Igual esta vez va Pablo Iglesias.

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, en rueda de prensa en Moncloa.
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, en rueda de prensa en Moncloa.
EP

Hoy es fiesta pero no hay nada que celebrar. Hoy 'las pilis' estarían mejor recogidas sin comilona familiar de por medio: el regalo más grande es vivir. Los descendientes de los conquistadores de tierras de hace 528 años y los herederos de los conquistados tienen hoy otras guerras en las que combatir a muerte, por poder contarlo mañana. Hoy es la Fiesta Nacional en España y la mejor celebración es en el salón de casa. Pero es cierto eso de que 'Spain is different' y si se escuchan unas palmas, unas tonadas o tres petardos allá a lo lejos, se lía la que no está en los escritos. España no iba a dejar en paso un evento en el que los Reyes, el Gobierno, los ejecutivos autonómicos, los diputados, los senadores, el Poder Judicial y el Ejército concelebran anualmente ante la atenta mirada de la cabra de la centenaria Legión.

Cierto que no habrá descomunal parada militar; el Palacio Real, el de la Plaza de Oriente, es muy grande pero no da para tanto. Aunque puede que en verdad sea capaz de acoger más almas de las que pensamos: no hace tanto que se hizo un homenaje a las víctimas del coronavirus... y hoy, aquí, en España, ya contamos los muertos por treinta y tres mil... y más; los oficiales, que los otros se han ido igual pero no suman en las macabras cifras. Se murieron solos, sin una maldita PCR que meterse por la nariz.

Contamos los muertos por 33.000... y más; los oficiales. Otros se fueron solos sin una PCR que meterse por la nariz

Allí, con sus mascarillas guais, estarán el presidente Pedro Sánchez y sus ministros. Lo mismo se pasan por allí también el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, y sus carteras. Ahora que parece que caminan a medio metro sobre el suelo igual hasta se dan unos codazos víricos con don Felipe y doña Letizia. Los republicanos, a veces, se pierden en los gestos. Esto vale también para cuando se es ministro -como Alberto Garzón- o vicepresidente pues guste mucho, poco o nada, el Jefe del Estado es Felipe de Borbón y Grecia y aunque no se le rinda pleitesía ni se incline el espinazo en su presencia se le debe, al menos, respeto. Apuesto a que este año el Consejo de Ministros hace pleno de asistencia, salvo ocupaciones inaplazables o enfermedad. Si alguno tose, que se quede paseando por Bailén.

También es segura la presencia de Isabel Díaz Ayuso, que atrae los focos y los micrófonos como los vertederos a las moscas. Ayuso, lo más probable que sin quererlo, ha dejado a Pablo Casado, su jefe en el Partido Popular, de segundo plato. Casi como un amo de llaves de la mujer que defiende la integridad de Madrid desde el reloj de la Puerta del Sol. Casado se ha difuminado. A Ayuso en estos momentos solo le roba planos el alcalde capitalino José Luis Martínez Almeida, que ha tenido la 'enorme suerte' de ser nombrado portavoz nacional. Se lo agradece en bajini a diario a los que le señalaron con el dedo para el puesto. Siempre es mejor que los que te pueden hacer sombra reciban todos los disparos y se coman los marrones. También estará la oposición política de la Comunidad de Madrid. Por lo menos el señor Ángel Gabilondo, que se ha echado a la espalda su responsabilidad y las arenas movedizas se lo están zampando por las patas. Un monje sabio no es una buena pieza en un ajedrez sin reglas. Y los que quedan de Ciudadanos, veremos si Vox... Puede saltar la sorpresa. Siempre.

Illa pensaba que en Sanidad se jugaba con tiritas, mercromina y el muñequito enfermo que se queja si falla la operación

Hoy, con todo, el más buscado será Salvador Illa, el filósofo metido a ministro de Sanidad que pensaba que en ese departamento se jugaba con tiritas, mercromina, agua de litines y con el muñequito enfermo que se queja cuando falla la operación. Pero a Illa le ha tocado hacer la carrera de falso doctor en seis meses y con especialidad en Atención Primaria, Epidemiología y Medicina Intensiva.

Será curioso ver a Illa y a Ayuso el día de la Fiesta Nacional, en la Plaza de la Armería de la gigantesca residencia real, que ni se ocupa ni se alquila. El 'conquistador' y la 'conquistada' en un sainete zafio que han escenificado ante la opinión pública de forma grosera, partidista y reprobable durante las últimas semanas. Si en Madrid la incidencia de casos de coronavirus está disparada hay que reconocerlo. Y si hay que cerrar la comunidad autónoma, se cierra. No todo lo justifica la economía, aunque hay que cuidarla, siempre sin perder de vista que los muertos no trabajan.

Que una sola persona muriese mientras Ayuso e Illa negociaban quién la tenía más grande basta para quedar marcado

Ayuso se ha sentado en un mano a mano con el Gobierno de España y los de Sánchez le han robado hasta el monedero con los centimillos que ya nadie quiere. Si tu apuesta es todo o nada, cuando pierdes se te demuda la color y solo queda llorar. Cuando hay que elaborar un documento técnico y la Justicia te lo hunde es que algo no has hecho bien. Morir con las botas puestas es una pose de cine solo para las películas épicas. En definitiva, el espectáculo ha sido bochornoso. Y hasta parece que el ministro habría usado datos antiguos para poder confinar Madrid. Que una solo persona hubiese muerto en el tiempo en el que Ayuso e Illa (o Sánchez) negociaban quién puede más es suficiente para quedar marcado de por vida.

Qué raro es todo en este mundo infectado por la Covid. Los escolares dan clases por webcam, los universitarios idem de idem, los trabajadores teletrabajan (si pueden o les dejan), los bares están a medio gas, los cines no estrenan nada, los teatros son como de cuarto de estar, el deporte se hace embozado... Y en los puentes ya no se viaja. Un país en el que muchos piensan más en las vacaciones que en el curro ya ni se curiosean destinos ni se cazan billetes para vuelos en ganga.

Hoy es la Fiesta Nacional, el día del Pilar. Y no hay nada que celebrar.

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