Tras el anuncio de la fusión

Decálogo de conceptos erróneos que la gente aún sigue creyendo sobre Bankia

El acuerdo alcanzado con Caixabank sigue generando debate sobre el papel del Estado en la nueva entidad, el complicado pasado de la antigua Cajamadrid y el alcance y coste de su rescate financiero.

José Ignacio Goirigolzarri
José Ignacio Goirigolzarri, máximo responsable de Bankia desde su rescate.
David Campos

En esta semana ha tenido lugar el anuncio de fusión de Bankia con Caixabank. Tras la noticia, muchos de los comentarios en redes sociales han sido para pedir "que Bankia devuelva el dinero del rescate" y para continuar la discusión sobre si Bankia era un banco público o privado

He aquí algunas aclaraciones:

1.Las cajas, ¿eran públicas o privadas? La Confederación Española de Cajas de Ahorro define a las cajas como "entidades de crédito constituidas bajo la forma jurídica de fundaciones de naturaleza privada". Y añade que tienen una "finalidad social y actuación bajo criterios de puro mercado, aunque revirtiendo un importante porcentaje de los beneficios obtenidos a la sociedad a través de su obra social". 

2.La gran diferencia entre cajas y bancos. Debido a que las cajas eran fundaciones, no poseían acciones, de modo que un banco no podía comprar una caja, pero una caja sí podía comprar un banco. Los bancos son gobernados por ejecutivos que reportan a un consejo de administración. Este consejo representa a los principales accionistas. En las cajas, los ejecutivos también reportan a un consejo de administración y a un comité de control. Y estos a la asamblea. En la asamblea, como un pequeño parlamento, están representados los empleados de las cajas, los clientes y las corporaciones locales. Es decir, las cajas tenían una mayor dependencia del poder político local.

3.Lo público arruinó a las cajas. Debido a que las cajas actuaban con peor criterio de mercado que los bancos, se metieron en operaciones financieras de dudoso rendimiento: desde financiar un aeropuerto en medio de La Mancha, un montón de rotondas, proyectos acuáticos y hasta prestar dinero a constructoras sin garantías durante la fiebre de la vivienda. Cajamadrid (hoy Bankia) fue un ejemplo.

4.Salir a Bolsa para salir de la crisis. Las cuentas de Cajamadrid se deterioraron mucho en 2009, después de 13 años de progresión. El beneficio cayó un 68%. Fue de 264 millones de euros. En 2010, pasaron muchas cosas. Rodrigo Rato fue nombrado presidente de la entidad, apoyado por el PP y consensuado por el Gobierno socialista. Traía su prestigio como ministro de Economía del milagro económico español en los 90. Ese prestigio era necesario para acometer una operación que podría causar pánico. El gobierno del PSOE estaba preparando la conversión de las cajas en bancos privados. Cajamadrid se fusionó con seis cajas de ahorros con problemas, cambió su nombre por el de Bankia y se preparó para salir a Bolsa. ¿Por qué? Porque era una de las fórmulas escogidas para obtener dinero y tapar los agujeros. 

El gobierno del PSOE le exigió tener unas reservas equivalentes al 10% de los activos, algo que suponía obligar a Cajamadrid a pedir que otro banco le metiera ese dinero o pedir ayudas del Estado. Pero si salía a Bolsa, solo le exigirían el 8%. La operación fue forzada por la ministra de Economía del gobierno del PSOE, Elena Salgado (lo reconoció ella), por el gobernador del Banco de España nombrado por el PSOE (Miguel Ángel Fernández Ordóñez) y por el presidente de la CNMV nombrado por el PSOE (Julio Segura). Más de 300.000 pequeños accionistas compraron a 3,75 euros cada acción. 

5.El giro económico. De modo que Cajamadrid pasó de entidad de crédito de finalidad social bajo la forma de fundación, a sociedad anónima por acciones llamada Bankia en 2010. Parte de esas acciones (el 55%) se pusieron en venta en julio de 2011 al precio de 3,75 euros. Se captaron unos 3.000 millones que servirían para aliviar las cuentas. Cuando terminó aquel año, Rato anunció unas ganancias de 300 millones de euros Pero en realidad luego se vio que estaban perdiendo casi 3.000 millones. El valor se desplomó en Bolsa. Fue una ruina para los accionistas.

6.La nacionalización salvadora. En mayo de 2012, el gobierno (en ese momento ya era del PP) nacionalizó Bankia. Es decir, pasó a ser un banco de propiedad pública. Luego, el gobierno excluyó a Bankia de bolsa y le inyectó más de 22.000 millones de euros. Un año después, volvió a cotizar. El estado mantuvo el 62% de las acciones de Bankia hasta el presente, de modo que es un banco privado, cuyo mayor accionista es el Estado.

7.¿A dónde fue el dinero? El dinero destinado a salvar Bankia no fue al bolsillo de los banqueros, sino directamente a las cuentas del banco para que los clientes siguieran disponiendo de sus ahorros. Si no se hubiesen inyectado 22.000 millones de euros, el banco habría quebrado. Ese banco tenía unos 10 millones de cuentas corrientes y cartillas. Suponiendo que hubiera una media de 6.000 euros en cada una, rescatar a Bankia de la quiebra habría supuesto pagar 60.000 millones de euros a través del Fondo de Garantía de Depósitos (tres veces más que el rescate). Por cierto, para esas fechas, el FGD estaba exhausto.

8.¿Se rescató a un banco público? La verdad es que se rescató a un banco privado, cuyo mayor accionista era el Estado. Pero no hay que olvidar que anteriormente había sido una fundación gestionada por políticos y arruinada por los intereses de los mismos. Fue la mala gestión pública lo que causó la ruina de la mayor parte de las 45 cajas que había en España. Hoy día solo quedan dos cajas en España: Pollensa y Onteniente. El resto son bancos, es decir, sociedades por acciones. 

9.El final de la historia. La fusión de Bankia con Caixabank supondrá la desaparición de muchas cosas. En primer lugar el nombre de Bankia. En segundo lugar, desaparecerán unas 1.411 oficinas, según un informe de Barclays, las cuales estarían estarían duplicadas. Eso equivale al 23% de las oficinas de los dos bancos. Unos 5.750 empleados podrían ir a la calle. Y en esta fusión, el grande se impondrá al chico, pues CaixaBank es más fuerte en depósitos, créditos, hipotecas, seguros y ahorros. 

10.Banco privado. Tras la fusión, la participación del Estado pasará de 62% en Bankia, a menos del 16% en la nueva entidad. Tendrá un consejero. Y desde luego, si en algún momento Bankia fue un banco público por tener al Estado como accionista mayoritario, ahora sí que puede hablarse de un banco privado en toda regla. Han sido tres siglos de historia, desde que se instauraron los montepíos para ayudar a los pobres, hasta que esa función social como caja de ahorros desapareció cuando se transformó en banco. Y ahora la parte pública queda reducida a un pequeño trozo del mayor banco privado de España.

Mostrar comentarios