Perfiles para la recuperación

Hernández de Cos, un imprevisto 'guía del desfiladero' para Nadia Calviño

El gobernador del Banco del España ha diluido la sombra de sospecha que generaba su nombramiento por el PP y se ha convertido en uno de los principales aliados para la hoja de ruta de la vicepresidenta

La ministra Calviño y el Gobernador del Banco de España Pablo Hernández de Cos
La vicepresidenta Calviño y el Gobernador del Banco de España Pablo Hernández de Cos
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Antes de la irrupción de la Covid-19 los méritos de Pablo Hernández de Cos se glosaban sobre todo dentro del Banco de España. Tras el zarandeo al que la crisis financiera sometió al supervisor por el cuestionable papel jugado durante la misma - sancionado incluso en un demoledor informe parlamentario - y la irrelevancia institucional de la etapa de Luis María Linde, De Cos, un hombre de la casa, estaba consiguiendo poco a poco restituir la autoestima de los funcionarios del Banco de España y el prestigio de la institución a base de decisiones internas sustentadas en la meritocracia y un fundamentado discurso público. En la 'era del coronavirus' y en medio del desconcierto general creado por la pandemia en propios y extraños su figura y su influencia pública se han agigantado.

Es muy probable que a ello haya contribuido que mientras Gobierno y oposición se tiraban los trastos a la cabeza por los supuestos titubeos de los unos en la gestión de la crisis y la presunta deslealtad de los otros en un momento tan delicado para el país creando un clima de tensión política irrespirable, el gobernador del Banco de España haya conseguido el logro insólito de poner de acuerdo a unos y otros con sus intervenciones parlamentarias, tanto en la anodina comisión para la reconstrucción como en la Comisión de Economía del Congreso de los Diputados. Y lo más llamativo es que lo ha hecho sin esquivar ni asuntos comprometidos ni verdades incómodas. 

No ha dudado en ponerse al lado del Gobierno en debates como la defensa de un apoyo financiero más decidido por parte de Europa para superar la crisis generada por la pandemia, en la demanda de un gran pacto político por la recuperación o en la necesidad de desarrollar una red de seguridad similar al Ingreso Mínimo Vital. Pero tampoco lo ha hecho a la hora de defender la reforma laboral, situar en el horizonte inmediato la necesidad de una reforma de las pensiones o asegurar que antes o después al Gobierno no le quedará otra que plantear un proceso de consolidación fiscal. Su ascendente sobre la Cámara -donde ningún grupo parlamentario le ha negado sus elogios - ha sido tal, que incluso ha logrado acallar las voces que ya empezaban a cuestionar el papel de la banca a través de las líneas ICO.

Ése ha sido su desempeño ante el escenario de la opinión pública, que desde ahora ya lo conoce y lo reconoce como una voz autorizada a la que cual prestar atención. Tan importantes como esas actuaciones ha sido su trabajo detrás del telón dónde se ha convertido en el socio preferente y el aliado prioritario de la vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, en la configuración del escudo económico para proteger a las empresas de los devastadores efectos de la pandemia y, singularmente, en el coautor intelectual del exitoso 'bazuka' de 100.000 millones de euros de financiación barata con garantía estatal que el Gobierno ha puesto a disposición de las empresas más dañadas por la crisis con la inestimable colaboración del sector financiero.

Tanto desde el Banco de España como desde el Gobierno se reconoce que Hernández de Cos y su equipo han tenido voz en todas las medidas adoptadas durante la reacción a la crisis con incidencia más o menos significativa sobre el sector financiero. No han salido como el Banco de España hubiera querido, aunque desde la institución se desliza que sí se han logrado limar aspectos que podrían haber incidido negativamente sobre la estabilidad del sector financiero, cuya preservación es al fin y al cabo la principal función del gobernador. Su obsesión, y así se lo ha trasladado en repetidas ocasiones a la vicepresidenta Calviño, según confirman fuentes del supervisor, es evitar a toda costa que la crisis económica desemboque en una crisis financiera y a ello contribuye tanto la garantía estatal a la financiación recibida por empresas en problemas como la prórroga de los ERTE, que mantiene las rentas de los trabajadores sin carga laboral.

"Es verdad que es una figura en auge", conceden fuentes del Moncloa. "Es evidente que se maneja con solvencia en el análisis macroeconómico, en el que ha trabajado durante muchos años en el Banco de España, maneja las cifras y las explica muy bien; pero además su experiencia como 'sherpa' en el BCE es muy importante a la hora de intuir por dónde puede ir la política financiera. Es un activo para el país". No siempre ha tenido esta consideración por parte del Gobierno socialista. Designado por el Gobierno del PP en el que constituyó su último nombramiento relevante, el nombramiento de Pablo Hernández de Cos no se hizo efectivo hasta el 11 de junio de 2018, ya con Mariano Rajoy fuera de La Moncloa y con Pedro Sánchez sentando las bases de su nuevo gobierno. 

Fuentes financieras aseguran que el nuevo Gobierno socialista incluso barajó las posibilidades legales que tenían para revertir el nombramiento de Hernández de Cos en una maniobra que se antoja demasiado rocambolesca para ser cierta, pero lo que sí vino después fue una búsqueda incansable de un subgobernador o subgobernadora con el peso suficiente como para actuar de contrapeso 'político' al gobernador nombrado por el PP. Llegó a hablarse del que fuera secretario de Estado de Economía con Pedro Solbes, David Vegara, pero la figura elegida finalmente fue la de Margarita Delgado, otra alta funcionaria de larga trayectoria en el Banco de España. La realidad ha puesto de manifiesto que no hacía falta ningún contrapeso. 

Hernández de Cos ha puesto todo su empeño en reconstruir dentro y fuera de España la gastada reputación del Banco de España y no ha demostrado ningún interés por terciar en el debate político. Ha salido airoso incluso cuando se le intentó enredar en el mismo a cuenta de los análisis de la institución en torno a la subida del Salario Mínimo, que lidió, pese a recibir alguna crítica desmesurada, sin una salida de tono y remitiéndose a los trabajos de los analistas de la institución. 

Desde hace un tiempo las declaraciones públicas y los análisis de la situación económica del gobernador del Banco de España se han convertido en referencia ineludible en las valoraciones de empresarios, agentes económicos y políticos de cualquier bancada sobre la actualidad económica. Ese ascendente da singular valor y peso a la hoja de ruta para la salida de la crisis planteada por el gobernador del Banco de España en sus últimas intervenciones públicas.

Su receta no puede suscitar más consenso entre los agentes económicos: abordar las reformas estructurales que todos consideran que necesita el país pero nadie se ha atrevido a abordar, hacerlo con un amplio consenso político y social para dar al proyecto un barniz de estabilidad y desarrollarlo en paralelo a un proceso de consolidación fiscal que tranquilice a los agentes económicos y proyecte la certeza de que el déficit presupuestario y la deuda pública española retornarán en un plazo de tiempo razonable a niveles asumibles. Pero el gobernador también ha pedido coraje: para entrar en el territorio espinoso de la reforma del sistema de pensiones, para dotar de mayor flexibilidad al mercado laboral y, quizá lo más difícil, para asumir que si la crisis se tuerce el Gobierno también tendrá que asistir al sector financiero si fuera necesario.

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