Líderes reales de los partidos

Puigdemont, vía plasma, y Junqueras tutelarán la negociación de ERC y Junts

El 'president' y el 'vicepresident' durante el referéndum del 1 de octubre estarán detrás de las conversaciones que mantendrán sus 'delfines', Aragonès y Borràs, para repetir un Govern que ya salió mal.

El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont (d) y el exvicepresidente Oriol Junqueras (i) en el Parlament. (EFE)
Puigdemont, vía plasma, y Junqueras tutelarán la negociación de ERC y Junts.
EFE

De tener todo el poder a encargarse de garantizar que sus sucesores lo mantengan. Ese será el cometido que van a asumir tras las elecciones catalanas del 14 de febrero el expresident Carles Puigdemont y el que fue su vicepresidente, Oriol Junqueras, de cara al más que posible pacto entre ERC y Junts per Catalunya para mantener el Govern bajo el poder del independentismo. Ambos serán los consejeros más directos de Pere Aragonès y Laura Borràs, los 'delfines' que designaron para continuar con su ambición por la secesión, aunque la tutela se realizará bajo unas circunstancias muy alejadas de la normalidad. El líder de Junts lo hará desde su residencia en Waterloo, donde se mantiene desde que se fugara de la Justicia española hace más de tres años, mientras que el todavía jefe de filas de Esquerra Republicana está pendiente de saber si tiene que volver o no a prisión, como ya ha pedido la Fiscalía, para desplegar su puente de mando.

La nueva etapa que se abre en Cataluña tras los resultados electorales estará muy marcada por la ascendencia que tienen Junqueras y Puigdemont sobre Aragonès y Borràs, respectivamente. El primero ha guiado la carrera política del máximo favorito a la presidencia y hasta ha ejercido de 'portavoz' del partido para dejar claro que no hay opciones de un acuerdo con el PSC de Salvador Illa. También fue quien acompañó al ganador en el bloque independentista durante su intervención en la noche electoral. Por su parte, Puigdemont siempre ha sido tildado de 'president' por quien liderará ahora a su partido tras la ruptura con el PDeCAT. De hecho, pilotó la lista por Barcelona a las elecciones aun sabiendo que no recogería el acta. Circunstancia que Borràs asumió e incluso defendió.

En principio, no está previsto que formen parte de las negociaciones de una manera directa. Es decir, no se sentarán en las mesas con los emisarios del otro partido para perfilar el futuro Govern y el reparto de las carteras. Fuentes de ERC han señalado a La Información que en su delegación no estarán Junqueras o Aragonès. Quienes se encargarán de este cometido serán la secretaria general adjunta, Marta Vilalta; el presidente del Consell Nacional, Josep Maria Jové; el presidente del grupo en el Parlament, Sergi Sabrià, y la candidata número 2 por Barcelona Laura Vilagrà. Desde Junts no confirman si Puigdemont se implicará directamente en las conversaciones. Pero lo que sí está claro es que, de hacerlo, tendrá que ser 'vía plasma', ya que, en caso contrario, se arriesga a una detención inmediata por haber eludido la acción de la Justicia española desde finales de 2017.

Las futuras discrepancias

Aun con el entendimiento inicial que han demostrado ambas partes, ya se vislumbran algunas discrepancias de cara al diseño del nuevo Govern. La implicación de En Comú Podem es uno de los primeros puntos donde hay desencuentro. ERC ya ha comunicado que quiere contar con ellos para la suma de escaños que facilite la investidura de Aragonès. E incluso ha insinuado que vería con buenos ojos que tuvieran poder orgánico a través de alguna conselleria. Pero los 'comuns' no se sienten cómodos en un pacto en el que esté Junts. La líder de la marca catalana de Podemos, Jéssica Albiach, lo dejó claro la misma noche electoral. No obstante, el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, ha señalado que casos como el de Puigdemont suponen que no haya una "normalidad democrática" total en el país, lo que ha impedido que ambas formaciones se lancen dardos; sobre todo, a cuenta de la presencia en las listas de JxCat del empresario Joan Canadell, que genera un gran rechazo entre los morados.

La otra dificultad estará en la correlación de fuerzas. El punto de partida de esta cuestión es novedoso, ya que por primera vez es Esquerra quien lleva la voz cantante por tener un escaño más que el partido heredero de la antigua Convergència. Borràs y los suyos han asegurado que no tendrán problemas en que quien se instale en el Palau de la Generalitat sea Aragonès. El interés estará en cómo se reparten las carteras. En el último Govern que diseñaron, ERC consiguió competencias importantes, como las de Economía, Sanidad, Educación o Justicia. Junts tenía, además de la presidencia, la portavocía, Interior, Empresa o la secretaría general del Ejecutivo autonómico. Que tan solo les separe un diputado dificulta que la izquierda independentista pueda imponer todas sus demandas sobre la derecha, aunque el mayor misterio es saber cómo se desarrollará esa cohabitación, sobre todo porque las elecciones se adelantaron por las malas relaciones que mantenían.

La economía también es clave en este punto. Las intenciones y promesas de ERC, que han sido diseñadas por Junqueras y Aragonès, no tienen nada que ver con las de Junts. Los de Puigdemont quieren que haya reducciones totales de impuestos y tasas, además de bonificaciones en el impuesto de sociedades por los beneficios que una empresa reinvierta. Algo que no comparte Esquerra, que habla en su programa de bonificaciones para quienes inviertan en startups y de una reducción del IRPF autonómico. Además, aboga por tener una Agencia Tributaria propia, que no persigue JxCat. La figura de Canadell también es relevante en este punto: su pasado al frente de la Cambra de Barcelona va a ser muy determinante para la negociación económica. Y sus postulados están totalmente alejados de los de la izquierda que quiere representar Aragonès.

En lo que también van a diferir los consejos de Junqueras y Puigdemont es en lo que tiene ver con el Gobierno central. El líder de la izquierda secesionista no es partidario de tensar la cuerda con Moncloa, tanto que respaldó que hubiera negociación y un posterior acuerdo por los Presupuestos Generales del Estado que Pedro Sánchez logró sacar adelante en diciembre. El futuro 'president' también aseguró que lo que ocurriera en Cataluña no tenía por qué afectar al Congreso o a la mesa de diálogo. Estas premisas no las comparte el ahora eurodiputado y 'asesor' de Borràs, que no ha abandonado su apuesta por la ruptura con el Estado a cualquier precio, posición que su candidata ha respaldado, prometiendo que convocarán un referéndum de autodeterminación en cuanto sea posible. ERC no ha sido tan contundente, aunque sí haya señalado que buscará la independencia. Una diferencia de ambición que puede marcar a ese Govern tutelado desde Bélgica y, si la Justicia lo decide, desde una prisión catalana.

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