Declara por el espionaje de Villarejo

Del Rivero dice que habló con Aznar y Solbes por la entrada de Sacyr en BBVA

El empresario confirma que el Gobierno y la oposición conocían los planes de la constructora pero que se retiró tras el incendio del Windsor.

luis del rivero
Rivero ha denunciado ante el juez daños morales. 
Agencia EFE

El empresario Luis del Rivero ha explicado ante el juez del caso Villarejo los motivos que llevaron a Sacyr a retirarse del proceso de compra del BBVA. El que fuera presidente de la constructora estaba llamado a declarar en calidad de testigo tras acreditarse que el comisario jubilado interceptó sus llamadas y le vigiló de cerca para frenar el intento de asalto de Sacyr en el año 2004. Según ha explicado, mantuvo reuniones en la esfera política al más alto nivel tanto con el Ejecutivo de entonces como con el Partido Popular. Sin embargo, ha dicho que declinó sus intenciones ante la campaña mediática que impulsaron en su contra y tras el incendio del edificio Windsor.

Así lo confirman a este medio fuentes presentes en su declaración que se ha visto interrumpida poco después de empezar porque el magistrado instructor ha tenido que irse a vacunar contra el coronavirus. En esta primera parte de su intervención (que se reanuda a las 16.30 de la tarde), Del Rivero ha detallado todas las conversaciones que mantuvo entonces con la élite política del país (entre ellos el exvicepresidente del Gobierno Pedro Solbes o el expresidente del anterior ejecutivo, José María Aznar) para informarles de la operación que preparaba Sacyr. Al respecto ha dicho que no obtuvo oposición a los planes de la constructora aunque ha negado a preguntas de Anticorrupción que esta maniobra estuviera auspiciada por el entonces Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

Según su relato de los hechos, en noviembre de 2004 acudió a La Moncloa para informar a Solbes (entonces también ministro de Economía) de la compra del banco que presidía Francisco González. En aquellas fechas, según afirma, habló con Aznar y celebró una comida en casa del empresario Juan Abelló, quien también figura como espiado por Villarejo de acuerdo con las escuchas que obran en la causa. El siguiente paso, siempre según su versión, fue gestionar la operación en París con Société Générale. Lo hicieron allí para evitar implicar a los bancos españoles ante el temor de filtraciones. En dichos encuentros en Francia participó también el presidente del grupo, Donato González. 

"No iba a ir a una guerra a muerte"

Las conversaciones se produjeron también en el ámbito económico. De este modo, en aquel mes de noviembre también avisaron de sus intenciones al entonces gobernador del Banco de España, Jaime Caruana, y su 'número dos',  Gonzalo Gil. Pese a que, según ha dicho, compraron acciones del BBVA hasta tener el 3,21 y poder instar la compra, el consejo decidió retirarse a tenor del incendio del Windsor. Este episodio, al que se ha referido en el arranque de su testifical, ha provocado que la Fiscalía le preguntara qué nexo había entre la quema del emblemático edificio con el hecho de que Sacyr dejara de lado sus intenciones, vigiladas de cerca por Villarejo. 

Al respecto ha respondido que reculó al enterarse de esta noticia y de las sospechas en relación a si hubo un fuego intencionado para hacer desaparecer unos informes de Deloitte que perjudicaban a la sociedad FG Valores. Aunque ha dejado claro que no quería incriminar a nadie con este asunto, sí ha confesado que el tema le dio miedo y salió de la operación de compra ante el temor de que podía entrar en una "guerra de muerte". Además, ha añadido que era consciente de los negocios entre Francisco González y Merrill Lynch. El banco estadounidense compró la sociedad de valores del banquero aunque luego denunció irregularidades contables en este proceso que el expresidente del BBVA rechazó. Los informes de Deloitte sobre este asunto, que habían sido requeridos por Anticorrupción, ardieron en el incendio y tiempo después la Fiscalía archivó sus diligencias. 

Sospechas de seguimientos

Al hilo, ha explicado que la tensión era tal que si no llega a abandonar el proceso de compra del BBVA no habría conocido a sus nietos. De hecho, ha disertado sobre cómo afectó a su salud este asunto mercantil así como su derivada con el espionaje del Grupo Cenyt. De hecho, ha admitido que este tema le ha provocado mucho daño y ha arremetido contra Villarejo (que también le espió en otro encargo de Repsol y Caixa) al asegurar que se vanaglorió de haberle provocado dos infartos. Las dudas sobre que estaba siguiendo vigilado surgieron sobre todo al ver publicado en prensa un viaje privado que realizó con su mujer a Italia y del que muy pocas personas tenían conocimiento. Lo mismo ocurrió en relación a un almuerzo con Juan Abelló y Demetrio Carceller.

Todos estos nombres fueron 'objetivos' de Villarejo en 2004 en aras a frenar el intento de asalto de Sacyr. BBVA le contrató con el fin de proteger a FG pero Villarejo dio un paso más y puso en su foco a importantes banqueros, empresarios y políticos a quienes controló y siguió en aras a reducir las intenciones del bautizado como Grupo Hostil. Al respecto, y siempre según los informes de Cenyt, se interceptaron 869 llamadas, se analizaron cerca de 16.500 comunicaciones y se realizaron más de 7.000 horas de vigilancia. Otro de los focos fueron los medios de comunicación para que difundieran informaciones negativas de estos perjudicados. Por este asunto también están citados este miércoles el exministro de Industria Miguel Sebastián; el exvicepresidente de la CNMV Carlos Arenillas; el exvicepresidente de BBVA José Domingo de Ampuero y el que fuera director general adjunto del banco, Vicente Benedito Francés.

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