Moncloa, obligada a movilizarse

Robles detallará contactos con rusos para justificar el espionaje en Cataluña

Sánchez cede ante Feijóo y el Gobierno acepta tramitar el decreto económico como proyecto de ley para introducir enmiendas. El PP exige bajar impuestos. ERC vota no por el espionaje y Bildu sigue negociando.

La ministra de Defensa, Margarita Robles, a su llegada a la Comisión de Defensa, en el Congreso de los Diputados, a 9 de marzo de 2022, en Madrid (España). Durante su intervención ha informado del desarrollo de las operaciones de las Fuerzas Armadas en el exterior. En concreto, un tercio de los casi 3.000 militares que España tiene desplegados en misiones en el exterior se concentran en la frontera este de Europa, una zona en la que las Fuerzas Armadas están presentes desde hace años pero que atraviesa un momento de máxima tensión desde la invasión rusa a Ucrania. 09 MARZO 2022;COMISIÓN;DEFENSA;EJERCITO;OPERACIONES;EXTERIOR Ricardo Rubio / Europa Press 09/3/2022
Robles detallará contactos con rusos para justificar espiar a independentistas
Europa Press

Margarita Robles es la pieza de caza mayor para casi todos. Para ERC, para EH Bildu, para JxCAT... y para Podemos. La ministra de Defensa ha justificado el espionaje a los independentistas, saliendo así en defensa de los 3.000 profesionales del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), de su directora, Paz Esteban, y del trabajo que se hizo a través de Pegasus. Es más, no tendrá problemas en exponer ante los miembros de la Comisión de Secretos Oficiales -o de Gastos Reservados- que lo que se hizo tenía un motivo: los contactos de los secesionistas con el entorno de Vladimir Putin. "¿Qué tiene que hacer un Estado cuando se vulnera la Constitución o se habla con Rusia?", se preguntó anoche en una complicada sesión de control al Gobierno en el Congreso.

Robles no ve problemas en haber espiado a los independentistas. Su versión es que se hizo con arreglo a la legislación, es decir, que hubo autorización judicial porque el asunto era de extrema gravedad. La ministra de Defensa, según fuentes de su entorno, está dispuesta a ofrecer explicaciones, con documentos, sobre todo. Con luz y taquígrafos, pero siempre hasta ciertos límites porque, insisten estas fuentes, "los servicios secretos son secretos por algo".

Robles apostó este miércoles ante los independentistas por constituir "cuanto antes" dicha comisión para poder explicar, siempre a puerta cerrada, los detalles que obran en su poder pero que no puede difundir. La jueza explicó que espera que en esa comisión dará prolijas explicaciones: "No se preocupe que en esa comisión todo saldrá claro", expuso, añadiendo que la directora del CNI también aportará las pruebas que justifican esta posición.

La ministra de Defensa deja en manos de Sánchez la decisión sobre su futuro. Robles no estuvo especialmente arropada este miércoles por la bancada socialista, pese a que el aprieto en el que le intentó poner socios habituales y oposición fue importante. Unidas Podemos se distanció claramente. Y el presidente la respaldó, pese a que Pere Aragonès, ha exigido su cabeza (política). En Moncloa descartan el cese de una jueza en excedencia que ha acompañado a Sánchez desde su etapa en la oposición y que es una de sus pretorianas desde la moción de censura.

Robles fue, precisamente, una de las últimas ministras en nombrar en el primer Gobierno de Sánchez, el que confeccionó en solitario tras la moción de censura que redactó ella misma. No fue fácil encajar las piezas. Tenía también las fichas de Fernando Grande-Marlaska y de Dolores Delgado. E hizo encaje de bolillos para cuadrar el círculo del Consejo de Ministros. A la exportavoz parlamentaria le entregó el CNI, que pertenecía a Vicepresidencia, y ella supo causar excelentes sensaciones en los servicios de Inteligencia, que entonces estaban dirigidos por Félix Sanz Roldán. Apostó por la continuidad y eligió a Paz Esteban para dar un impulso a la sede de la Cuesta de las Perdices.

Margarita Robles nunca gustó a los socios de Sánchez. Ni externos ni, más tarde, internos. Ayer quedó demostrado, cuando el portavoz parlamentario de UP, Pablo Echenique, manifestó: "Hoy ha ocurrido algo muy grave en el Parlamento. La ministra de defensa, Margarita Robles, ha justificado el espionaje masivo por motivos políticos a abogados, activistas y representantes públicos". A Podemos no le importaría que Robles cayera. Tampoco a Pablo Iglesias, que ayer le dedicó un especial en su podcast 'La Base'. Hay quien interpreta en el PSOE que está actitud la refuerza.

Yolanda Díaz, por cierto, marcó su propia línea, diferente a la de UP, en el caso del espionaje a los independentistas. Defendió primer investigar antes de pedir dimisiones: "Siempre digo, una vez que se investigue, si hubiere que depurar responsabilidades, que se depuren, pero primero tenemos que investigar".

Vértigo en Moncloa

El espionaje esturbió la votación del decreto económico de respuesta a la guerra que hasta hace unos días no parecía peligrar. Pero en este momento, a escasas horas de que se vote su convalidación -está previsto para las 14:30 horas- los números sólo darían con el PP o con Bildu. Pedro Sánchez canceló un viaje a Moldavia y Polonia y tanto Moncloa como el PSOE desplegaron todas sus redes. Félix Bolaños, ministro de la Presidencia; María Jesús Montero, de Hacienda; y Héctor Gómez, portavoz en el Congreso, mantuvieron durante las últimas horas intensos contactos con varios grupos para no fracasar.

Los nacionalistas consideran que la triple oferta realizada por el Gobierno (Comisión de Secretos Oficiales, investigación interna en el CNI y otra en el Defensor del Pueblo) es un "cebo" y su intención es votar "no". El último contacto fue ayer por la mañana. Tanto ERC como EH Bildu han mantenido un intenso debate interno, pero todo indica que los republicanos se desmarcarán de Sánchez. Los 'abertzales' dejan en duda su posición.

El PP, por su parte, ha mantenido su mano tendida hasta el final, también mantuvo un debate interno sobre qué hacer (votar no o abstenerse) y finalmente logró doblar el brazo al Gobierno. Su responsable económico, Juan Bravo, envió ayer una carta a Montero mostrando su voluntad a facilitar la convalidación del decreto si se tramita como proyecto de ley y se negocia alguna de sus propuestas. Moncloa lo aceptó. Pero Génova exige un compromiso para negociar alguna de las propuestas de su plan, como la deflactación de la tarifa o la reducción del gasto público. Comunicarán su voto esta mañana desde la tribuna.

Mostrar comentarios