Efectos del 'Pacto del Sáhara'

Telurio, vanadio, pesca, gas... la riqueza marina de Canarias que codicia Rabat

El reconocimiento de la tutela de Rabat sobre la ex colonia puede frenar nuevas demandas territoriales de Marruecos. Sin embargo, también es una puerta abierta a los 'tesoros' que esconden las aguas canarias.

El presidente del Gobierno Pedro Sánchez se reúne con el Rey de Marruecos Mohamed VI Presidencia del Gobierno (Foto de ARCHIVO) 19/11/2018
Telurio, pesca, gas, vanadio... la riqueza marina de Canarias que codicia Rabat.
Borja Puig de la Bellacasa

Después de casi cinco décadas de conflictos diplomáticos y 'choques' entre España y Marruecos, el Gobierno de Pedro Sánchez ha decidido dar un giro radical en las relaciones entre ambos países para facilitar el acercamiento y lo ha hecho asumiendo -incluso con críticas dentro del propio Ejecutivo y de sus socios en la izquierda del marco parlamentario- un régimen de autonomía especial para el Sáhara Occidental bajo la soberanía marroquí. La decisión parece haber aproximado a las dos naciones vecinas -aunque para ello España se ha distanciado de Argelia y el Sáhara- y podría suponer un freno de otras ambiciones territoriales de Rabat en Ceuta y Melilla.

Sin embargo, Marruecos, pese a los últimos avances diplomáticos, no ha dejado de mirar de reojo a las Islas Canarias, que siempre han mantenido una relación especial, por cercanía, con la ex colonia española y el Frente Polisario, y que en un contexto de crisis energética mundial por la invasión de Ucrania, han vuelto a recuperar protagonismo por los 'tesoros' -en forma metales 'raros', gas y petróleo- que esconden sus aguas. Vanadio, cobalto, telurio e, incluso, platino, pero también bancos pesqueros fundamentales y gas, forman parte de los recursos que ambicionaría casi cualquier país del mundo y que España no ha explotado hasta ahora por el coste medioambiental que supondría, la inversión económica inicial que tendría y, sobre todo, por la falta de concreción de las fronteras marinas de Canarias.

El telurio, imprescindible para fabricar paneles solares y coches eléctricos, se concentra en la corteza de montañas submarinas a 463 kilómetros de distancia de la costa sur de la isla del Hierro, y el filón canario es el mayor de este metal en el mundo. Sin unas zonas de delimitación definidas de las aguas canarias y marroquíes, la ampliación de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Marruecos por la nueva política española con el Sáhara podría propiciar el acceso del país norteafricano a estos yacimientos submarinos con importantes concentraciones de este metal y generar un nuevo conflicto diplomático en el futuro. Los choques fronterizos se producen a partir de las 200 millas náuticas -370 kilómetros-, en aguas en las que precisamente se sitúan las grandes reservas de telurio.

'Tropic', una montaña submarina a 465 kilómetros de Canarias, concentra el equivalente a una duodécima parte del consumo mundial de telurio

En 2017, una expedición científica británica dio a conocer el resultado de una investigación realizada un año antes que dejaba patente la riqueza submarina de Canarias y la existencia de montes submarinos con metales 'raros' y, en especial, uno denominado 'Tropic', que podría facilitar cerca de 2.670 toneladas de telurio, el equivalente a una duodécima parte de todo el consumo mundial. Las muestras que se lograron extraer presentaban una concentración de telurio 6.000 veces mayor de lo habitual en los yacimientos de este metal en tierra firme. El estudio británico aportaba nuevos datos, aunque España ya era consciente del 'tesoro' que se ocultaba bajo el agua. Así, en 2014 nuestro país presentó en Naciones Unidas una solicitud formal para extender el 'territorio' canario de las 200 millas a 350 -650 kilómetros- lo que hubiera propiciado el dominio del yacimiento de telurio.

Las montañas submarinas cercanas a las Islas, denominadas 'Las abuelas canarias' -su antigüedad supera en 23 millones de años la de la isla de Fuerteventura- contienen en su superficie vanadio, platino y cobalto en proporciones 24, 365 y 290 mayores, respectivamente, que las de estos metales en las cortezas continentales. También las aguas entre Canarias y Marruecos esconden importantes yacimientos de gas y petróleo. Hace diez años, la empresa energética alemana RWE calculaba que uno de los yacimientos que Repsol pretendía explotar en zona, un proyecto que no pudo llevar a cabo por la oposición social y de los ecologistas, tenía un potencial de producción de al menos 1.390 millones de barriles -la producción diaria de todos los países del mundo es de 88 millones diarios-.

La pesca es otro de los recursos naturales que ha provocado disputas, también acuerdos, entre España y Marruecos. El sector en nuestro país genera cerca del 20% de la producción total de la UE, con 890.000 toneladas entre pescado y marisco en 2020 y con una facturación global de 2.050 millones de euros, y las aguas canarias y saharauis son fundamentales. En septiembre del año pasado, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) desbarataba un convenio económico de gran relevancia para el reino alauita, España y los de la Unión Europea.

Sería necesario que los acuerdos a los que se ha llegado se recojan por escrito para impedir nuevos órdagos en la zona

El Alto Tribunal anulaba el acuerdo que modificaba las preferencias arancelarias concedidas por la UE a los productos de origen marroquí y el convenio de colaboración de pesca sostenible. Sobre este último, señalaba que se trataba de "acuerdos controvertidos porque se aplicaban expresamente al Sáhara Occidental y a las aguas adyacentes" y no habían consultado. Si Marruecos recuperase la tutela sobre el Sáhara, los acuerdos pesqueros podrían volver a producirse -ya no sería necesario consultar a la ex colonia-, pero pondría en claro riesgo la explotación futura de los montes submarinos de telurio -denominado 'oro tecnológico-, de gas y de otros metales 'raros'.

El reconocimiento de la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara puede frenar las aspiraciones alauitas sobre los territorios de Ceuta, Melilla y Canarias y así evitar las periódicas oleadas de inmigración. Ahora, sería necesario que los acuerdos a los que ha llegado Pedro Sánchez quedasen recogidos por escrito para impedir nuevos órdagos en la zona.

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