Volatilidad en bolsa

¿Burbuja renovable? El sector revisa sus objetivos y aviva las dudas inversoras

Los objetivos climáticos más ambiciosos, la financiación billonaria de los nuevos estímulos, la entrada de gigantes de la inversión en el accionariado o las operaciones corporativas han contribuido a la 'fiebre verde'

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EFE

Goldman Sachs fue la primera gran firma en advertir sobre una posible burbuja en las renovables el pasado mes de marzo y su comentario no pudo sentar peor en unos valores que venían de registrar un 2020 de récord en bolsa. La pandemia obligó a pisar el acelerador hacia la descarbonización de la economía y las opvs 'verdes' se han venido multiplicando al calor de unos objetivos climáticos cada vez más ambiciosos y de unas perspectivas de financiación muy prometedoras. 

Al calentón bursátil de estas compañías ha contribuido, además, el desembarco que los grandes fondos de inversión han hecho en el negocio a golpe de operaciones corporativas. Movimientos, como la opa de EQT, dueño del portal inmobiliario Idealista, sobre el 100% de Solarpack, que ha recibido en las últimas horas el visto bueno de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Y también el hecho de que gigantes como BlackRock, Fidelity, Norges, Amundi o DWS, entre otros, estén tomando posiciones en el accionariado de las renovables 'made in Spain'. 

Acciona Energía ha sido la última en dar el salto al parqué, pero antes vinieron Ecoener, Soltec, Grenergy... Y están también todos los estrenos que han tenido que posponerse en un entorno que ha empezado a volverse más hostil por las elevadas valoraciones (es el caso de la filial de renovables de Repsol, el de OPDEnergy, el de Capital Energy o el de Gransolar). Hasta el consejero delegado de Endesa, José Bogas, ha hablado abiertamente de una "sobresaturación" de opvs de estas compañías con el objetivo de tratar de "extraer valor a corto plazo".

Planes billonarios y objetivos climáticos más ambiciosos

En realidad, todo se ha ido poniendo de cara a uno y otro lado del Atlántico para generar esta fiebre renovable. El presidente estadounidense, Joe Biden, ha impulsado un plan billonario de infraestructuras que pretende agilizar el cambio de modelo energético en la primera economía del mundo, un objetivo que también se han marcado los fondos Next Generation (750.000 millones de euros) de la Unión Europea para la reconstrucción tras la Covid. 

En el caso concreto del Viejo Continente, las políticas cada vez más ambiciosas de cero emisiones y el rápido aumento de los precios del CO2 han acelerado el proceso de transición energética, apoyando también a las renovables. Todo el paquete legislativo ecológico "Fit for 55" elaborado por la Comisión Europea y que establece cómo pretende cumplir su objetivo reforzado de reducción de emisiones del 55% para 2030 es otro de los acicates para los valores expuestos a las energías renovables. El texto fija un nuevo objetivo para que la cuota de energía renovable sea del 40% en 2030.

En medio de un apoyo sin precedentes a nivel estatal, el entusiasmo de los inversores por las energías limpias podría haber sobrestimado su potencial de crecimiento y haber pasado por alto retos como la feroz competencia y la elevada presión sobre los márgenes. Este "boom" o crecimiento se está produciendo dentro de un proceso "demasiado acelerado y en ocasiones, algo caótico", sostiene Diego Morín, analista del bróker IG, que advierte de que ya son muchas las empresas del sector que han tenido que revisar sus planes estratégicos. 

Todo un sector del mercado da por hecho que los próximos años continuará la tendencia al alza en los precios, aunque mucho más contenida y no exenta de volatilidad. Será difícil que se repita a corto plazo un 'rally' como el de los últimos meses. Un inversor que hubiera entrado en Solaria a principios del año pasado -en 2020 fue el valor más alcista de la bolsa española con una revalorización del 247%- todavía ganaría un 165% con sus acciones... y eso que el valor se desploma un 31,09% en lo que va de ejercicio.

Es, de hecho, el segundo más castigado dentro del Ibex 35 por detrás de otra compañía del sector, Siemens Gamesa (-32,03%). Esos vaivenes no se han ceñido a la bolsa española y han sido igual de visibles en el S&P Global Clean Energy, el índice de referencia para el sector a nivel global, puesto que incorpora a 81 compañías de todo el mundo. Su cotización se precipita un 20,7% desde enero hasta los 1.449,73 puntos, cuando en el año de la pandemia llegó a acelerar un 138%.

En el caso de la firma capitaneada por Andreas Nauen, una de las empresas que más 'profit warnings' lanza, ha sufrido un doble varapalo esta semana. De un lado, ha tenido que provisionar 229 millones de euros por el fuerte encarecimiento de las materias primas y por las deficiencias en las cadenas de suministros y cuellos de botella, especialmente en Brasil, uno de los países más golpeados por el coronavirus. A este hecho se añade el hecho de que la Administración Biden haya concluido la investigación iniciada en 2019 por el Gobierno de Trump y vaya a imponer un arancel del 73% sobre el precio de venta de las torres eólicas producidas en España, India y Malasia.

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