Tensión en el mercado

El 'juego del gallina' legislativo con la deuda pone a EEUU al borde del abismo

La tensión se eleva en el país norteamericano a medida que se acerca el 1 de junio, fecha en la que puede incurrir en impago si Joe Biden no logra acercar posturas con los republicanos, con el riesgo de recesión global de fondo. 

Joe Biden
El 'juego de la gallina' legislativo con la deuda pone a EEUU al borde del abismo. 
DPA vía Europa Press

Ni tipos de interés, ni inflación ni desempleo. Las miradas en Estados Unidos están puestas en el Capitolio. Sin acuerdo aún entre demócratas y republicanos para elevar el techo de deuda del país, las voces de alarma que avisan sobre las consecuencias que supondría para el país incurrir en un impago no paran de crecer. Los toques de atención más agresivos vienen del propio Tesoro estadounidense. La responsable de este departamento, Janet Yellen, ha reiterado hasta en dos ocasiones en los últimos quince días los efectos que puede originar esta situación para esta potencia económica.

Con un tono más agresivo que la anterior vez, la expresidenta de la Reserva Federal ha enfatizado en el llegar a este extremo no sólo puede provocar una catástrofe financiera que desembocaría en una recesión mundial, sino que también pone en peligro la hegemonía de EEUU en el tablero geopolítico y económico. Lo ha dicho durante su intervención en la reunión de ministros de Finanzas y Gobernadores de bancos centrales del G7, acaparando la atención del encuentro que tiene lugar en Japón. Entre tanto, los políticos de ambos bandos siguen enrocados en su postura con vistas a los comicios de 2024.

Los republicanos exigen un recorte del gasto entre los que destacan varias propuestas estrella de Biden como retirar la condonación de la deuda estudiantil -que sigue bloqueada por el Tribunal Supremo-, mientras el Gobierno liderado por los demócratas no quiere dar su brazo a torcer, ahora que Biden ha formalizado su candidatura a la reelección. Posponer la reunión prevista para este viernes no contribuye a calmar los ánimos, mientras el tiempo corre en contra. Esta herramienta, que sirve para poner coto al nivel de endeudamiento del Estado tiene un límite de 31,4 billones de dólares, cifra que se alcanzó el pasado enero, por lo que en el momento actual el Ejecutivo norteamericano está tirando de reservas que se agotarán el próximo 1 de junio. De ahí la necesidad de alcanzar un pacto ‘in extremis’.

No conseguir cerrar un acuerdo antes del próximo mes tiene implicaciones para el gasto estatal, que se paralizaría por completo, pero también para cumplir con el pago de los intereses de los bonos, que están considerados como los más seguros del mundo. La reacción inminente sería un retraso en el pago de los cupones y en el reembolso de los títulos del Tesoro, así como un repunte del 'rating' y, por tanto del coste de los préstamos durante los próximos años, en el que el pago de los intereses podrían suponer un gasto adicional de millones de dólares. Al encarecimiento de la financiación hay que añadir que la volatilidad de los mercados puede socavar la confianza de los consumidores y las empresas, reduciendo la inversión. "El brusco endurecimiento de las condiciones financieras sería especialmente negativo para los mercados emergentes que dependen de los flujos de capital", indican desde Schroders. 

Esta situación ha generado cierta agitación en la rentabilidad del papel a medio y corto plazo. En el momento actual el interés de los bonos a dos y tres años es más elevado que el de la deuda a cinco y diez años. Mientras que en los primeros ronda el 3,9% y el 3,56%, respectivamente, en la segunda categoría se ha relajado hasta moverse en el entorno del 3,32% y 3,38%, respectivamente. Este tipos de productos funciona de manera inversa a su precio, lo que significa que en el primer caso un mayor número de inversores están vendiendo a medida que crece la amenaza de ‘default’, mientras que en el otro ya descuenta que los próximos movimientos de la Reserva Federal en materia de política monetaria están orientados hacia una pausa o una bajada de los tipos.

Precisamente este jueves el Tesoro ha llevado a cabo una subasta a 30 años en la que ha colocado 21.000 millones de dólares a un interés del 3,74%. Si se tiene en cuenta que los rendimientos a corto plazo están mucho más altos que los de a largo plazo, la emisión de papel a partir de tres años puede ser empleada por el Tesoro como una fórmula para ahorrar dinero en intereses. 

El hándicap de la carrera electoral

El problema de fondo que impide alcanzar un entendimiento radica en que 2024 está a la vuelta de la esquina. Un ejercicio marcado por las elecciones presidenciales en las que Biden peleará por volver a ganar. Aunque Trump lo tiene algo más complicado tras ser declarado culpable de abuso sexual en una intervención en la ‘CNN’ ha instado a los republicanos a permitir que EEUU caiga en impago si el partido que Gobierna no cede a sus exigencias.

El CEO de JP Morgan Chase, Jamie Dimon, ha pedido eliminar dicho tope, como ya ha hecho en anteriores ocasiones y, aunque espera que finalmente alguna de las partes cederá, ha advertido de que puede tener repercusión en más economías, no sólo en la norteamericana. El gurú de las finanzas ha anunciado su intención de convocar reuniones a las que ha denominado como "sala de guerra" para analizar un escenario más extremo. "Tenemos que anticipar lo que la gente va a hacer", ha apuntado. 

"No cabe duda de que ambos bandos seguirán el clásico método de hacer correr el reloj hasta la fecha para que el otro sea el primero en reaccionar", señalan desde Schroders. Los analistas de la firma británica aseguran que con este tipo de maniobras se corre el riesgo de ser "contraproducentes, ya que podrían provocar un impago involuntario", dado que la probabilidad de que suceda es mayor que en otras ocasiones. "Las concesiones hechas por el presidente de la Cámara de Representantes limitan el número de soluciones legislativas, mientras que la cada vez mayor polarización política complica la tarea de llegar a un acuerdo", añaden. 

Entre las posibilidades más extremas en caso de un escenario extremo, Schroders explica que está la opción de acuñar una moneda de platino de un billón de dólares y depositarla en la Reserva Federal (Fed) para obtener efectivo o invocar la 14ª enmienda que permite elevar de forma unilateral el techo de deuda. "Cualquiera de ellas es una posibilidad remota, ya que socavar el poder legislativo de esa manera probablemente inquietaría a los inversores", explican. 

Bill Gross, fundador de Pimco y apodado como el 'rey de los bonos', cree que la probabilidad de que ocurra el citado 'default' es inferior al 1%. tachando las preocupaciones de "ridículas", porque "siempre se resuelven". Motivo por el que anima a comprar deuda a corto plazo a pesar de que el riesgo es mucho mayor que en 2011 cuando la agencia de calificación S&P retiró la máxima calificación a Estados Unidos, según Yellen. La mayoría de las casas de análisis creen que el mercado todavía no se ha tomado "muy en serio" este enquistamiento político, ya que los inversores "están acostumbrados" a acuerdos de última hora, aunque algunos ya han comenzado a huir de los activos de mayor riesgo mientras crece la percepción de que el Congreso está enzarzado en el juego del gallina. 

La reacción del mercado dependerá de cuánto incrementen este techo de deuda y de cuántos recortes ejecuten. Desde 1960 Estados Unidos ha elevado o suspendido este límite hasta 89 veces, por lo que en periodos en los que ha gastado menos también se ha modificado a la baja. El último cambio tuvo lugar en diciembre de 2021, cuando se incrementó en 2.500 billones, para llegar al umbral vigente ahora mismo. 

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