Pese al conato de crisis en la banca

Lagarde (BCE) asume que Powell (Fed) tiene luz verde para otra subida de tipos

El Banco Central Europeo minimiza el alcance de las turbulencias bancarias y, aunque está dispuesto a intervenir en el mercado con más liquidez, prioriza el control de la inflación con más subidas de tipos.

Jerome Powell toma el relevo de Christine Lagarde la semana que viene.
Jerome Powell toma el relevo de Christine Lagarde la semana que viene.
Fed vía La Información

El Banco Central Europeo (BCE) zanjó este jueves las especulaciones sobre una repentina pausa en el ciclo de endurecimiento monetario con dos decisiones ejecutivas y una promesa. Los hechos probados son, primero, que los tipos de interés en la zona euros suben medio punto, al 3,5%; segundo, el BCE confirma un ajuste de balance de 60.000 millones de euros en cuatro meses, hasta junio. A cambio, su propuesta para calmar los ánimos de los inversores es que no dudará en intervenir en el mercado si se tuercen las cosas con su herramienta monetaria más poderosa: el TPI, o instrumento para la protección de la transmisión monetaria.

La sola referencia al escudo anticrisis de julio de 2022, o superbazuca de compras ilimitadas de activos, sirvió para que el BCE endureciese las condiciones de financiación sin pestañear en plena tormenta bancaria fuera de la UE.  "Creemos que mantuvo un tono cauteloso, entendiendo que los mercados buscaban garantías tras los eventos adversos en los sectores bancarios de EEUU y Suiza. Sin embargo, esto no fue necesariamente un giro moderado; Madame Lagarde enfatizó que el BCE tenía más por hacer si se cumplían sus pronósticos y si los riesgos de estabilidad financiera disminuían", apuntan los analista del banco de inversión Nomura.

"Desde nuestro punto de vista, este no es el final para el BCE, y aún esperamos que aumente aún más las tasas. Creemos que es probable que los miembros del Consejo de Gobierno del BCE brinden más orientación sobre más aumentos de tasas una vez que se hayan disipado los recientes nervios del mercado financiero, y potencialmente no hasta el lanzamiento relámpago de la inflación subyacente de marzo, que creemos que podría superar el 6% y obligar al BCE a hacer más", agregan en la firma nipona.

De hecho, Christine Lagarde no descartó una subida de tipos el próximo 4 de mayo aunque se escudó en el enfoque 'reunión a reunión' y dato-dependiente para esquivar cualquier orientación al respecto. Sin embargo, su presentación sí aportó claridad para un mercado interbancario que anda confundido con movimientos extremos en índices como el Euríbor, que no se habían visto hasta la fecha. Si ayer descontó casi un bajada de tipos tras desplomarse hasta el 3,36% antes de la actuación del BCE, hoy debería volver a encaramarse por encima del 3,5% tras escuchar sus palabras. 

Liquidez de emergencia a discreción

Todo parece haber cambiado en cuestión de una semana. La Reserva Federal (Fed) ha reabierto al máximo los grifos de liquidez con un aumento temporal de su balance de 300.000 millones en liquidez a la banca a través de su ventanilla de emergencia y por los préstamos de la FDIC vinculados al colapso del SVB y Signature Bank. Además, los reguladores han coordinado con los 11 bancos más grandes de EEUU un rescate del First Republic Bank para inyectarle 30.000 millones en depósitos a su balance y cortar de raíz el episodio de pánico bancario desatado durante la última semana.

Solo unos días después de que el presidente de la Fed, Jerome Powell,  advirtiese en el Capitolio que estaba dispuesto a acelerar otra vez las subidas de tipos en marzo, esta crisis ha llamado a su despacho para influir en su antes de la reunión de política monetaria del martes y miércoles. ¿Se atreverá a subir los tipos hasta alcanzar el 5%? ¿O reculará ante la presión? Quien no conozca la trayectoria reciente de Powell tiene que saber que es tenaz y frío como el hielo. Fue uno de los pocos dentro de la Administración que aguantó las embestidas de Donald Trump cuando en 2019 el presidente le exigió que bajase tipos bajo amenaza de cese y toda clase de insultos.

Pese a todo lo sucedido, o que firmas de la talla de Goldman Sachs se hayan aventurado a señalar una pausa en los tipos la semana que viene, los pasos de Powell parecen encaminados a un nuevo movimiento en línea con la posición de Lagarde. La doctrina parece clara en los dos bancos centrales más poderosos: exigencia y comprensión, tipos más altos y liquidez a la carta y a discreción "si es necesario" para desestresar a quien lo necesite. Son las dos caras de la misma moneda en la carrera por domar la inflación antes de que vuelva a escaparse como en 2022, sin perjuicio de velar por la estabilidad financiera. No hay un canje o dilema, según Lagarde, sino que ambas políticas son compatibles y complementarias. 

La firmeza de la banquera francesa dejó entrever a ojos de algunos oyentes de su rueda de prensa que el BCE no está dispuesto a dejar que el diferencial de tipos de interés entre el euro y el dólar se amplíe o mantenga por encima de los 150 puntos básicos en que se encontraba hasta ayer. La divisa se ha convertido en fuente adicional de inflación para Europa en el último año y en el consejo de gobierno del banco central buscan evitarlo. De ahí que el discurso de Lagarde pareciera dar por sentado que Powell se va a mover si, como parece, el incendio bancario en EEUU está bajo control.  

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