Una moneda al aire

Podcast | ¿Trump o Biden? Qué marca personal arrasará en las presidenciales

Hace cuatro años el actual presidente ya marcó la agenda a los medios y a sus rivales y en esta campaña, donde busca la movilización masiva de sus electores, trata de conseguirlo también

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L. I.

Dos hombres blancos, en la setentena, padres de familia numerosa, pero con modos de entender la política muy distintos se disputan la presidencia de la primera economía del mundo el próximo 3 de noviembre. Comparten estos tres rasgos y su abstemia, puesto que ambos dejaron de beber alcohol a raíz de una tragedia familiar. En lo demás podría decirse que son dos polos opuestos que han visto cómo sus historias se entrecruzan ahora en una campaña electoral marcada por la peor crisis en tiempos de paz a causa del coronavirus. Su país, que aspiran a gobernar, es el más golpeado por una pandemia que ha contagiado ya a más de 8,05 millones de estadounidenses y ha acabado con la vida de 218.599. 

A un lado, Donald Trump, hombre de mente fría y verbo explosivo al que la rebeldía le viene de lejos. Con 13 años su familia lo envió a la Academia Militar de Nueva York para meterlo en vereda. El chico problemático se convirtió en magnate de los negocios inmobiliarios a imagen de su padre, su gran referente según dicen quienes lo conocen bien. Al otro, el demócrata Joe Biden, hombre fuerte de Barack Obama, de quien fue mano derecha durante su mandato, senador por Delaware durante más de 30 años. Fue uno de los principales opositores a la Guerra del Golfo en 1991, aunque apoyó la intervención de la OTAN en la Guerra de Yugoslavia

De él cuentan que fue un gran jugador de fútbol norteamericano. Logró superar su tartamudez de joven y hace cinco años tuvo que hacer frente al mayor de los golpes que la vida puede asestar a una persona, la muerte de su hijo Beau a causa de un cáncer. Hoy Trump pelea con este oponente por mantener su residencia en la Casa Blanca y lo hace tras haberse metido en todo tipo  de 'charcos' durante su actual mandato (bien lo saben China, México, Europa, Brasil, Irán...) y tras adoptar no pocas decisiones polémicas de última hora, como cuando apenas cuatro meses antes de la cita con las urnas decidió sustituir a su director de campaña por su adjunto, Bill Stepien.

Desde 2016 el actual presidente puede colgarse la medalla de que su rebaja fiscal, la mayor en la historia de EEUU, ha dado gas a la época de bonanza en términos económicos más prolongada para el país y al ciclo alcista más largo en Wall Street. Una bonanza que ha barrido por completo el coronavirus, con el que Trump ha echado además un pulso a la ciencia que también ha servido para reforzar su liderazgo a ojos de sus votantes, como explica Concha Pérez Curiel, profesora de la Universidad de Sevilla, que ha publicado junto a Pilar Limón-Naharro la investigación Influencers de la Política. Estudio de la marca personal de Donald Trump en Twitter y efectos en medios y usuarios.

"Hace cuatro años Trump marcó la agenda a los medios y a sus rivales y ahora lo está consiguiendo también"

Trump repite ahora la estrategia que le llevó a imponerse a Hillary Clinton en 2016 y está por ver si los medios de comunicación -tal y como hicieron entonces sin quererlo- amplifican de nuevo su mensaje. En su estudio las dos investigadoras toman como referencia el discurso de Trump desde sus orígenes como candidato a la presidencia en los anteriores comicios, a partir de sus mensajes en la red social y analizan la respuesta que recibieron por parte de algunos de los principales diarios y medios de EEUU con un posicionamiento ideológico contrario (The New York Times, USA Today, The Boston Globe o el Wall Street Journal). Todos ellos trataron de calcar la estrategia del magnate en las redes y sólo consiguieron viralizar aún más sus mensajes. Trump los barrió en su propio terreno.  

"Es un maestro de la comunicación política y la televisión", apunta Daniel Ureña, socio fundador y presidente de Mas Consulting. Desde su punto de vista, no se puede entender la figura del empresario neoyorquino sin la televisión ni las redes sociales porque en muchas de las decisiones que toma siempre tiene muy en cuenta el impacto que van a tener en ellas. "Lo vimos hace cuatro años cuando fue capaz de marcar la agenda a todos los medios y a la campaña de sus rivales y en ésta creo que lo está consiguiendo también en buena medida", sostiene Ureña. 

En su opinión uno de los puntos negativos de Trump sigue siendo su estilo muy de conflicto y enfrentamiento, algo que por otra parte encandila a sus adeptos. A Biden, que cuenta con mucha experiencia, muestra una imagen de moderación y es un "político de la vieja escuela" podría pesarle que, como ya le sucedió a Hillary, sea percibido como el candidato del 'establishment', del 'statu quo'. Es ahí donde Trump tiene una buena baza para reeditar su mandato en opinión de Pedro Rodríguez, profesor Asociado de Relaciones Internacionales en la Universidad Pontificia Comillas que durante dos décadas ha sido corresponsal en Washington del diario ABC.

"El momento político que vive EEUU no es de persuasión porque ya no quedan votantes indecisos es de movilización"

Rodríguez cree que "hay que entender a Trump en ese fenómeno de problemas persistentes, de personas a las que les ha ido fatal con la globalización, con la crisis económica anterior, con limitados estudios y que tienen muy poco que ofrecer a una economía cada vez más deslocalizada y más complicada. Y cómo esos problemas persisten y la tentación de votar a Trump con ese argumento de 'ahora se van a enterar' todavía sigue en el 2020". 

El presidente de Mas Consulting destaca cómo la primera campaña a las presidenciales de Trump supuso un antes y un después desde el punto de vista de la comunicación política, puesto que se saltó "la intermediación de los medios de comunicación”. De hecho, dentro de su relato como candidato, líder y... nuevamente como aspirante a la Casa Blanca ha señalado a los medios de comunicación tradicionales como un adversario más, aprovechando los problemas de credibilidad de una parte de la prensa estadounidense.

La obsesión por "ganar" vuelve a marcar su discurso

A lo largo de toda su vida hay un concepto que le obsesiona: ganar. Ahora esa idea sigue siendo el leitmotiv de su estrategia política. Trump se construyó un relato de "hemos conseguido vencer a la crisis, hemos conseguido vencer a las encuestas, al establishment, a los medios de comunicación que teníamos en contra y ahora en las últimas semanas hemos visto que se ha añadido un nuevo elemento en ese relato que es el de 'he conseguido' vencer al virus chino", apunta Ureña.

Cuando más de 4 millones de estadounidenses ya han votado de forma anticipada a menos de un mes para las elecciones, frente a los 75.000 que lo habían hecho por estas fechas en los comicios de 2016, lo que anticipa una posible participación récord, como explica Pedro Rodríguez. Los votos por correo podrían suponer hasta el 40% del total de sufragios emitidos y esto podría llevar a que en la noche electoral no se conozcan los resultados definitivos. "Con el nivel de crispación y de desquiciamiento que tiene EEUU esto puede dar lugar a graves consecuencias", sostiene.

Tanto es así, que la batalla legal que tuvo lugar hace dos décadas entre George Bush hijo y Al Gore en el Tribunal Supremo a cuenta de los votos en Florida podría quedarse ahora en nada, como relataba recientemente en La Información Sandro Pozzi, periodista freelance afincado en Nueva York desde hace dos décadas. La actual disputa está más reñida de lo que anticipan las encuestas que, hoy por hoy, dan una victoria al candidato demócrata que oscila entre los 16 puntos de la publicada por CNN (la que augura una victoria más holgada de Biden) y los 8 puntos que le otorga la del New York Times. Pero, como recuerdan los expertos, Trump aún puede dar un revolcón a los sondeos con la movilización de sus bases

Sin embargo y más que a las encuestas, hay otro dato al que hay que prestar mucha atención, según Ureña. El índice de aprobación que tiene el presidente Trump se ha mantenido muy estable durante los cuatro años de mandato, llegando a repuntar incluso en los últimos días. "Siempre hay que insistir en que el momento político que vive EEUU no es un momento de persuasión. Ya no quedan votantes indecisos. Es un momento de movilización y por eso creo que no se puede descartar una victoria de Trump, aunque sea difícil, porque sus bases fundamentalmente se han sentido reforzadas", asegura Pedro Rodríguez y éstas, coronavirus mediante, lo siguen viendo como un líder "providencial" que se "merece" la victoria. 

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