OPINION

Aquellos socialistas: González, Guerra, Morán y los chicos del 82

Imagen del primer Gobierno del Partido Socialista en el año 1982
Imagen del primer Gobierno del Partido Socialista en el año 1982
Efe

Un avión de la Fuerza Aérea de España aterriza en el Aeropuerto Internacional de Moscú-Sheremetyevo. El cielo está despejado; apenas unas cuantas nubes cubren el Sol, que no llega a calentar en el invierno de 1982. La aeronave rueda por la pista y se aproxima al área de desembarque. Se trata de un viaje oficial al más alto nivel.

- Hemos llegado a Moscú, señor ministro, le dice el piloto al titular de Asuntos Exteriores, Fernando Morán.

- Magnífico, contesta el político, que de inmediato pregunta: ¿Qué temperatura hace fuera?

- Cero grados, señor Morán.

- ¡Qué bien. Ni frío ni calor!

Los chistes sobre Fernando Morán forman ya parte del imaginario popular español. Morán -fallecido el pasado 19 de febrero a los 93 años de edad- era casi un auténtico desconocido para aquella España de 1982, al igual que buena parte de sus compañeros en el primer Gobierno de Felipe González tras la muerte del dictador Francisco Franco. La chirigota popular le puso en la diana de chanzas y burlas, obviando su talla intelectual y la importancia de su gestión para el país: Morán -que venía de la escuela del Partido Socialista Popular (PSP) del 'viejo profesor' Enrique Tierno Galván- lideró la incorporación de España a la Comunidad Económica Europea (CEE), con lo que eso supuso en imagen pública y ayudas económicas para un Estado que se desperezaba del letargo y trataba de hacerse un hueco en la primera división mundial.

Morán saltó del Ejecutivo tres meses después de que se cerrase el acuerdo que situaba a España en el club exclusivo que compartía con Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo, Países Bajos Reino Unido (¡qué ironía!), Irlanda, Dinamarca, Grecia y Portugal. La firma en el Palacio Real del Tratado de Adhesión, ponía el lazo a la Europa de los 12.

El diplomático se descabalgó del Gobierno por su oposición a la permanencia de España en la OTAN. Morán pensaba como había pensado Felipe González, y la izquierda de la época en general, antes de pisar moqueta monclovita: OTAN, no (...Bases Fuera). Pero 'Isidoro' (nombre de guerra con el que era conocido González en la clandestinidad) ya no era 'Isidoro'. El líder socialista sevillano convocó un referéndum de alto riesgo en el mes de enero de 1986 y lo ganó, pero por los pelos. Muchos votantes, simpatizantes y militantes socialistas se vieron defraudados por primera vez por González pero el PSOE tomaba un rumbo político imparable que le mantendría en el poder hasta que en 1996 el popular José María Aznar le robó el cetro presidencial.

La muerte de Morán trae al recuerdo, 37 años después, la mítica fotografía de familia del Gobierno de España de 1982 en la escalinata del Palacio de La Moncloa y permite rememorar quiénes y cómo eran aquellos socialistas, que aún se vestían de pana de cuando en cuando y que se marcaron como hoja de ruta darle la vuelta al país como si fuera un calcetín. Antes, los gobiernos habían estado trufados de centristas, derechistas, demócrata-cristianos... en los Gabinetes de Adolfo Suárez y, por poco tiempo, de Leopoldo Calvo Sotelo.

El triunfo electoral del 28 de octubre entregaba el terreno de juego a Felipe González, que conformaba un Ejecutivo en el que figuraban Alfonso Guerra, Javier Solana, Ernest Lluch, Javier Moscoso, José Barrionuevo, Carlos Solchaga, Miguel Boyer, Enrique Barón, Julián Campo, Fernando Ledesma, José María Maravall, Tomás de la Quadra, Carlos Romero, Joaquín Almunia y Fernando Morán. No sale en la imagen, pero el televisivo Eduardo Sotillos se hacía cargo de la Portavocía: una cara amable de TVE para vender socialismo a través de TVE. La paridad brillaba por su ausencia: ninguna mujer en el Gabinete. 

Todos ellos, socialistas y adosados al PSOE, ya que parte de aquellos políticos provenían de la socialdemocracia (tal era el caso de los 'señores del dinero', Boyer y Solchaga) o del Frente de Liberación Popular (de origen cristiano y conocido popularmente como el FELIPE) al que estaban adscritos, por ejemplo, Campo, Maravall...

Aquellos socialistas en poco, o en nada, se parecen a los de 2020 que han desembarcado en el Consejo de Ministros. Ni mejores ni peores; simplemente diferentes. Los del 82 respiraban la libertad recuperada tras el exilio o la clandestinidad y mostraban a España que ni olían a azufre ni atizaban las calderas del reino subterráneo de Pedro Botero. Los socialistas -y sus adosados de Unidas Podemos- que hoy están en el Gobierno, mayoritariamente, han crecido amparados y bajo la protección de un Estado democrático, económicamente estable, respetado en el mundo... Pedro Sánchez (29 de febrero de 1972), sabe de la existencia de Franco -fallecido el 20 de noviembre de 1975 y al que exhumó el 24 de octubre de Cuelgamuros- por los libros y, por ejemplo, cuando la terrible matanza de los abogados de Atocha, en enero de 1977, andaría jugando al rescate o al balón; cosas de niños. ¿Y su socio Pablo Iglesias? Cuando moría el dictador ni siquiera era -nació en octubre de 1978- y cuando Felipe subía al 'trono' vestiría pantalones cortos y llevaría las rodillas encostradas y recubiertas de mercromina. Lo normal.

Felipe González era un animal político que aglutinó a buena parte de la izquierda española a su alrededor. Al margen quedaban el PCE y los grupos extraparlamentarios de extrema izquierda que siempre fueron por libre sin lograr representación alguna. Por su parte, Pedro Sánchez ha mantenido a duras penas los pétalos de la rosa. A la vista está que el PSOE de 2020 tampoco ha logrado la unión de la izquierda, históricamente dividida, aunque el azar y la necesidad han cocinado un Gobierno en el que han entrado Unidas Podemos y Alberto Garzón, un comunista disuelto en Izquierda Unida como un azucarillo en un vaso de agua.

Alfonso Guerra era, y sigue siendo, un 'destroyer', un deslenguado, un descamisado con corbata, un titiritero manejando los hilos; el 'poli malo' detrás de unas gafas graduadas y una sonrisa temida y temible. Guerra, hoy, sigue hablando en público y cuando lo hace se levantan las tablillas del parqué. Alguien que dice lo que piensa ha de tener alfombra roja siempre. Guerra no tiene pares en el Gobierno de Sánchez, donde los mejores parecen a lo sumo de segunda división.

El Gobierno de aquellos socialistas del siglo pasado gobernaba pero negociaba. Las luchas con la oposición política eran intestinas pero se mantenía la cortesía parlamentaria la mayoría de las veces y los encontronazos no iban más allá del "Váyase, señor González", que acabó convirtiéndose en una verdad verdadera. Aquella derecha era el Partido Popular, los Ciudadanos y el Vox de hoy. Tres en uno.

Aquel Gobierno de Felipe González trajo una ilusión inusitada a España. Tras 40 años de dictadura y el relevo de una Transición comandada por la moderación del centrismo, las urnas daban carta blanca al Partido Socialista con 202 diputados (tenía 81) respaldados por más de 10 millones de votos. La imagen de la noche electoral de González y Guerra asomados al balcón de una suite del Hotel Palace, jaleados por la gente en la calle, también es historia. Como también lo son los errores, los delitos y las corruptelas que vieron la luz durante el 'felipismo'. Es imposible olvidar el surgimiento de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) durante sus gobiernos, y más aún que José Barrionuevo, que también sale en la mítica foto del 82, entrase en prisión condenado a 10 años de cárcel por el secuestro del ciudadano hispano-francés Segundo Marey.

Qué cosas tiene la vida. Barrionuevo fue arropado hasta las puertas de la cárcel de Guadalajara por varios miles de personas; pero el abrazo de Felipe González a su exministro acaparó todos los flashes. Barrionuevo entró en prisión, pero solo durante poco más de tres meses, ya que un indulto parcial del Gobierno de José María Aznar -quién lo iba a decir- redujo su condena hasta permitirle salir de la penitenciaría alcarreña. Hoy hay políticos presos en cárceles catalanas condenados a largas penas por graves sucesos. También fueron acompañados a las puertas de los presidios por riadas de simpatizantes y líderes al más alto nivel de la Generalitat de Cataluña. Llevan bastante más de tres meses privados de libertad, pero las negociaciones entre el independentismo catalán y el Gobierno de coalición que comenzarán este miércoles tratarán de abrir puertas. Al menos eso intentarán ERC y JxCAT. La historia reciente dice que la vía del indulto es posible. Solo hay que remontarse en el tiempo.

Aquellos socialistas también vieron escapar a un director general de la Guardia Civil, Luis Roldán, perseguido por la corrupción, Huyó, pero acabó en prisión. Ambos hechos, el GAL y sus tentáculos y los casos de corrupción de un PSOE desgastado, mandaron a los socialistas a la oposición. Aquellos socialistas y sus adosados no se parecen en nada a estos de ahora. Por suerte o por desgracia, vaya usted a saber.

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