Cuaderno de venta

Mandíbulas abiertas en la banca y la lluvia de millones del Euríbor

Los bancos españoles comienzan a retratarse ante los inversores con la presentación de sus cuentas trimestrales y anuales en las que se verá el impacto positivo del ascenso histórico de los tipos.

El ascenso del Euríbor marcará los resultados de la banca en el cuarto trimestre.
El ascenso del Euríbor marcará los resultados de la banca en el cuarto trimestre.
EP

Probablemente, la banca española vive su mejor momento en décadas o, al menos, desde el boom hipotecario de los años posteriores a la entrada del euro. Los inversores barruntan algo bueno a corto plazo en los balances tal y como vaticinan las cotizaciones en bolsa. El Ibex 35, con casi un 30% de peso sectorial bancario y seis bancos en su composición, fue uno de los índices menos malos en 2022 y está siendo uno de los mejores este 2023

Gran parte de la culpa de este nuevo escenario por delante se debe el giro radical en el fotograma de los tipos de interés. La rentabilidad del negocio típico bancario ha cambiado de la noche al día. De vivir de la asistencia con oxígeno y la muleta del Banco Central Europeo (BCE) con inyecciones de liquidez subvencionadas pasa a caminar solo, empieza a trotar y surfeará la mejor ola posible: una tsunami interanual de varios puntos porcentuales en los tipos interbancarios a los que están referenciados la mayoría de las hipotecas a los hogares o los préstamos corporativos a empresas. 

Por ejemplo, el Euríbor a 12 meses se mueve ahora en enero 380 puntos básicos por encima del mismo mes de 2022, mientras que el índice a 3 meses ha encarecido el coste de la financiación empresarial en 300 puntos básicos respecto a hace tan solo un año. Entre los banqueros se frotan las manos pese a que la repreciación de la cartera de activos va partido a partido y tardará en renovarse función de las cláusulas de revisión de cada producto.

Lo que sí es indiscutible es que el impacto en la rentabilidad de la banca española será notable. Comenzará a emerger en los resultados del cuarto trimestre y anuales de 2022. Atentos, por tanto, a lo que muestren los  cotizados Santander, BBVA, Caixabank, Sabadell, Bankinter o Unicaja. Será radical el cambio en los márgenes, algo que todavía no se había visto con nitidez en las cuenta hasta el pasado 30 de septiembre.

Adiós a los tipos negativos, hola a los márgenes al alza

De las explicaciones tristes por los tipos negativos que se escuchaban en las conference call con analistas, vamos a pasar al tono alegre. El margen de intereses del G-6 (diferencia entre lo cobrado por los créditos y lo que paga por depósitos o financiación mayorista) se va a disparar un 18% interanual en 2022, hasta 70.387 millones de euros, de acuerdo a las estimaciones recopiladas por Bloomberg. El de intermediación -que incluye además los dividendos de participadas- se verá aderezado por la recuperación plena de los pagos al accionista tras las políticas de contención por la pandemia.

Hay expertos que advierten que el aumento en el margen de intermediación no será lineal y que puede haber anomalías temporales, como explican Marta Alberni, Ángel Berges y María Rodríguez, de AFI, en este artículo en Funcas. Según su tesis, el ritmo en que activos y pasivos bancarios van adaptándose a la curva del Euríbor provoca un efecto inicial de caída del margen y una migración progresiva a terreno positivo, un fenómeno ya visible desde septiembre. Los bancos tienen las mandíbulas bien abiertas desde final de verano para este salto de altura en ingresos y unos costes contenidos. Además, el coste del pasivo para la banca está creciendo rápido cuando se financia en los mercados pero va mucho más lento con el ahorro del cliente.

No obstante, no todo es de color de rosa. La amenaza de recesión y el golpe generalizado de la inflación en los bolsillos de sus clientes amenaza su solvencia, una mala noticia que empezará reflejarse a partir de 2023 en los ratios de morosidad de los bancos. El riesgo, no obstante, parece bajo control en todos los frentes. Por si alguno ve fantasmas, hay que recordar para su tranquilidad una gran diferencia entre el boom 2002-2007. 

El sector goza de una salud de hierro gracias a la era de liquidez ilimitada, a su reestructuración en términos de costes (oficinas y plantillas) y también por los chequeos estrictos de los supervisores. Además hay menos competencia. Frente a las más de sesenta bancos y cajas que competían en España hasta 2008, con el cuchillo entre los dientes por vender una hipoteca o captar un depósito puerta a puerta, el puñado de actores que queda ahora tiene menos incentivos para morder al contrario.  

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