Aumentará la brecha de género

Tres 'tijeratazos' a las jubiladas en la reforma de Escrivá... y un pequeño plus

Con carreras de cotización irregulares, pensiones un 50% inferiores y con una esperanza de vida seis años mayor que la de los hombres, el cálculo de 35 años y el factor intergeneracional reducirán sus pensiones.

José Luis Escrivá
José Luis Escrivá
Agencia EFE

La hoja de ruta trazada por el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, para reformar las pensiones con el objetivo de conseguir la sostenibilidad de un sistema al borde del abismo, sigue adelante, con medidas duras sobre la mesa, pequeños cambios y aplazamientos y cada vez más críticas por parte de los pensionistas, sindicatos y partidos más a la izquierda del arco parlamentario, que confiaban en que la reforma no conllevaría recortes en las prestaciones.

Tras su paso por la Comisión del Pacto del Toledo para explicar sus propuestas, lo que parece claro es que las negociaciones serán cada vez más complicadas y que muchas de las iniciativas previstas supondrán un importante recorte de las prestaciones de buena parte de los pensionistas. Autónomos, jubilados anticipadamente, mujeres o los trabajadores con rentas más elevadas son algunos de los colectivos que se verán más perjudicados por las últimas modificaciones.

Pero son especialmente las mujeres las que más notarán los recortes en las prestaciones, que vendrán por diferentes medidas ya planteadas y que amenazan con acrecentar la brecha de género en el sistema público de pensiones -basado en la solidaridad y en el reparto- y en el que las mujeres jubiladas se retiran más tarde y cobran una pensión media de 908 euros, 355 menos que la de los hombres, que se sitúa en 1.184 euros -un 50% superior-.

En el global de pensiones contributivas hay más mujeres que hombres recibiendo prestaciones -5,1 millones frente a 4,7 millones-, pero sus carreras laborales plagadas de altibajos debido a la maternidad, el cuidado de hijos y mayores y con sueldos un 21,4% inferiores que los hombres y empleos más precarios, se traducen en nóminas mucho más pequeñas.

35 años de cálculo

Elevar el periodo de cálculo de las pensiones de 25 a 35 años cotizados fue una de las medidas iniciales más polémicas, que de momento está aparcada, pero desde luego no está descartada. Su impacto sería muy negativo para las mujeres, con altibajos en sus años cotizados y especialmente vulnerables laboralmente en momentos de crisis. De media, las prestaciones caerán un 8,6%, según un reciente informe del Observatorio de Pensiones de Willis Towers Watson, que ha contado con la colaboración de las universidades de Valencia y Extremadura.

Según el estudio, serán los trabajadores con carreras cortas -un perfil que encaja con el de las mujeres- los que notarán más el impacto de la medida y verán como su pensión se reduce hasta un 15%. También afectará a las personas que decidan retrasar su jubilación, una decisión que muchas mujeres deberán tomar para llegar a un mínimo de años cotizados. De hecho, las mujeres se retiran de media a los 65 años, seis meses después que los hombres.

Demorar la jubilación, el objetivo prioritario de la Seguridad Social que pretende gratificar con hasta 12.000 euros brutos anuales, también tendrá un efecto negativo si se calcula la pensión con 35 años, ya que estas se reducirá hasta en 11,6%, frente al 8% de los que anticipen el retiro. Debido a estas circunstancias, las mujeres asumirán un recorte medio en sus nóminas de jubiladas del 10%, dos puntos porcentuales más que los hombres, señala el estudio. La propuesta, que se irá desarrollando de forma progresiva, hará todavía más grande la brecha de género de las pensiones.

El factor intergeneracional

Uno de los puntos más cuestionados de la última propuesta del Gobierno es la incorporación -dentro de cinco años y medio- de un nuevo mecanismo de solidaridad entre generaciones, que tendría en cuenta la esperanza de vida, además de otros indicadores, como los años cotizados, y sustituiría definitivamente el factor de sostenibilidad de Mariano Rajoy, incluido en la reforma de 2011 y que nunca se ha llegado a aplicar.

La justificación de la medida, que recortaría las pensiones al tiempo que se retrasa la edad de jubilación, pero que también rebajaría el gasto, es que no sean las generaciones más jóvenes las que asuman los ajustes por el desembarco de la generación del 'baby boom' en el sistema de pensiones. Prácticamente todos los jubilados, en mayor o menor medida, se verán perjudicados, pero nuevamente las mujeres sufrirán un impacto mayor.

La esperanza de vida aumenta progresivamente cada año, aunque en 2020 debido a la Covid, que afectó especialmente a los mayores, se ha reducido. Vivir más años significa cobrar durante más tiempo la pensión y un incremento notable del gasto. Cuando se puso en marcha el sistema de pensiones apenas se vivía una década tras la jubilación a los 65. Ahora, de media se viven casi 20 más y un 28% de los jubilados tiene más de 80 años. Las mujeres viven hasta los 86,1 de media, seis años más que los hombres.

Retraso de la jubilación

Desincentivar el retiro anticipado y premiar el tardío tendrá un impacto en la mayoría de los pensionistas, pero especialmente en las mujeres. Es posiblemente la medida 'estrella' de la reforma y la que en mayor medida contribuirá a sostener el sistema y cumplir con la meta de que al final los trabajadores se retiren en torno a los 67 años. Los nuevos coeficientes, fundamentalmente para la jubilación anticipada a los 63, que pasan del 16% al 21%, supondrán un aumento del recorte de la prestación final superior al 30%.

Con pensiones más bajas, una rebaja de esa cuantía dejaría la nómina de las jubiladas, que de media es de 908 euros y de 1.058 en el régimen general, en mínimos. De la misma forma, pese al incentivo que supondrá retrasar la edad legal de jubilación, que en las mujeres estará más cerca de los 67años en 2027 por la insuficiencia de cotización, ésta tendrá que alargarla de forma obligatoria mucho más que los hombres para cumplir con los requisitos mínimos para recibir una pensión mínima.

Y solo un pequeño 'plus'

Prácticamente la única medida que supondrá una mínima ayuda a las jubiladas será la compensación por maternidad, especialmente diseñada para reducir la brecha de género que se produce durante la vida laboral debido entre otras cosas por la dedicación al cuidado de los hijos durante años. Pese a estar enfocada a las mujeres, también la podrán recibir los hombres que logren demostrar que han sido ellos los que han sufrido el perjuicio en su carrera de cotización, pero solo uno de los dos.

El complemento, aprobado este año, se aplica desde el momento en que se tiene un hijo. La novedad, con respecto a la anterior ayuda que tenía un objetivo similar, es que este complemento de maternidad no se va a recibir como un incremento de la pensión, sino una cantidad económica de 378 euros al año por cada hijo a partir del primero y hasta un máximo de cuatro. 

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