La coalición supera su primer año

Sánchez, el equilibrista que sortea las tensiones con sus ministros y barones

El presidente encara 2021 con sus primeros Presupuestos en el bolsillo y con la mayor estabilidad política desde que llegó al poder. Prioridad a la vacuna y a los fondos europeos. El CGPJ es la china en el zapato.

Pedro Sánchez ha aprovechado los Presupuestos para saludar a la afición de sus numerosos deudos y socios de investidura
Sánchez, el equilibrista que sortea las tensiones con sus barones y ministros
EFE

Cuentan en Moncloa que el Gobierno es un "organismo vivo". Se mueve, cambian cosas, es dinámico y está influenciado por su entorno. Algunos altos cargos lo llevan mejor ("ahora toca poner en práctica nuestra agenda política") y otros lo llevan peor ("cada día es un Vietnam; lío, lío y más lío"). El sanchismo encara 2021 con los Presupuestos en el bolsillo y con una legislatura encaminada. Nunca Sánchez había vivido un periodo de tal estabilidad. Para un dirigente que ha nadado en la "resistencia", considerado un "animal político", como lo definen en su entorno", no es algo a lo que esté precisamente acostumbrado. Pero el campo no está ni mucho menos despejado. La relación con algunos barones no se ha pacificado y los roces dentro del Consejo de Ministros son evidentes. Es el día a día del equilibrismo monclovita.

Sánchez, de momento, ha dejado vía libre a sus ministros para protagonizar un fuego cruzado al que tanto en el PSOE como en Unidas Podemos restan importancia. En Moncloa recuerdan que todos los gobiernos han tenido divisiones ("¿ya nos hemos olvidado de los problemas que tenía Rajoy entre Guindos y Montoro?", se preguntan). Sí es cierto que Moncloa ha tenido que terciar en algunos debates, como el que atañe a la monarquía, monitorizado momento a momento por el entorno más cercano al presidente del Gobierno. Pero, en general, la coalición goza de estabilidad, y el compromiso de caminar unidos es hasta 2023. Luego, ya veremos.

El equilibrio de Sánchez en Moncloa se podría ver alterado por las batallas que vienen. Algunas son inminentes: la subida del Salario Mínimo Interprofesional, con unas primeras posiciones claramente enfrentadas (Carmen Calvo y Nadia Calviño han dicho que apuestan por postergar la decisión y Yolanda Díaz opina todo lo contrario); la derogación de la reforma laboral pendiente o la nueva Ley de Vivienda, con la habilitación para poder limitar el precio de los alquileres, son algunas de ellas. Los morados ya avisan de que van a pelear "a cabezazos". "Para eso nos han votado", dicen. 

Hay un asunto especialmente conflictivo y que sí podría provocar una vía de agua seria en la coalición: la reforma de las pensiones. El documento de José Luis Escrivá que eleva a 35 años el cálculo de la prestación y el momento en el que lo ha puesto sobre la mesa, tras un acuerdo inédito en el Pacto de Toledo, no gusta a los socios de Sánchez. En Unidas Podemos hay una fuerte oposición a esta medida y ya han empezado a fijar sus posiciones. Si el PSOE sigue adelante con su propuesta podría incluso verse un voto contrario entre los dos partidos. Sería también inédito. Este asunto es, por lo tanto, el más serio de los que hay en disputa. 

La batalla por el CGPJ tampoco está resuelta y ahí Sánchez también está moviéndose en un terreno inestable. Moncloa, de momento, va a esperar a un reblandecimiento del PP y mantiene congelada la polémica reforma que cambiaría el sistema de mayorías en la elección. Mientras tanto en Unidas Podemos son partidarios de, ante el bloqueo de los de Pablo Casado, avanzar en esa reforma que podría dar entrada a los socios de los PGE en el órgano de gobierno de los jueces. La espera puede ser larga y hay un hito marcado en el calendario: las catalanas del 14 de febrero. ¿Moverá Sánchez ficha antes de las autonómicas? Moncloa guarda silencio.

La coalición, por tanto, se ha convertido en el epicentro de la actividad política nacional. Los focos están puestos en los tiras y afloja que libran los ministros de PSOE y Unidas Podemos. Sánchez e Iglesias, pese a su exigua mayoría de 155 diputados, han trasladado el debate político a tres órganos gubernamentales: la Comisión General de Secretarios de Estado y Subsecretarios, que preside Carmen Calvo; la Delegada para Asuntos Económicos, con Nadia Calviño al frente; y los famosos maitines de los lunes, que es donde se toman las decisiones de calado. El Parlamento se ha convertido en un actor secundarios tras aprobarse los Presupuestos que otorgan una estabilidad única al Gobierno de izquierdas. Desde la mayoría absoluta de Rajoy un inquilino de La Moncloa no vivía en una situación tan placentera, al menos en lo que a su futuro a medio plazo se refiere.

Pero no todo es un camino de rosas para Sánchez. El PSOE es un partido en ebullición en todo momento y lo es más desde el pacto presupuestario con EH Bildu. El secretario general tuvo que esforzarse para, a través de una carta, hacer ver a sus bases la necesidad de esas cuentas públicas justiciando así un acuerdo inédito con la izquierda abertzale. Nunca los de Arnaldo Otegi habían aprobado unos PGE de un Gobierno central. El sanchismo se ha dejado algunas plumas en esta negociación pero su poder en este momento es total. No hay que olvidar que Sánchez tiene pendiente convocar un Congreso federal el próximo año que daría paso a congresos autonómicos. Y ahí está por ver si Ferraz da la batalla por algunas baronías. De momento nadie se mueve porque puede correr el riesgo de no salir en la foto.

El Gobierno de coalición camina con salud, vigorosidad y perspectiva de futuro pero el horizonte no está escrito. Los Presupuestos de este año son temporales y deberán abrir paso, una vez recuperada la situación económica, a las primeras cuentas públicas de PSOE y Unidas Podemos con perspectiva de futuro. Esas que abrían puesto sobre la mesa si el Covid no hubiera irrumpido. Es ahí donde se librará la otra gran batalla: la de la reforma fiscal. Es cuestión de meses. 

El miércoles, Sánchez e Iglesias celebrarán su primer aniversario de la mano. Ambos definen estos primeros meses de convivencia como "sobresalientes" y sin insomnio. Si se lo dicen hace un año lo hubieran firmado.

Mostrar comentarios