En plena crisis de la Covid

Lagarde se consagra al cumplir su primer aniversario al frente del BCE

La autoridad monetaria ha emplazado a su reunión del 10 de diciembre como la fecha clave para ampliar los instrumentos monetarios que ha ido desplegando para hacer frente a la crisis (APP, PEPP, TLTRO) 

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Lagarde
Ángel Martínez | EFE

Le ha tocado lidiar con la peor recesión en tiempos de paz en Europa y con una pandemia que ha puesto algo más difícil su plan inicial de dar un cambio de aires a la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) a través de la "revisión estratégica" que anunció hace justo un año, en su primer discurso al frente del regulador. Poco quedaba de aquella Lagarde algo nerviosa y dubitativa de entonces en la última rueda de prensa del emisor, celebrada el pasado jueves, en la que se mostró rotunda y confiada y lanzó a los mercados un mensaje tajante sobre la gravedad de la situación y sobre el compromiso del BCE de hacer todo lo necesario para salvarla.

La autoridad monetaria ha emplazado a su reunión del 10 de diciembre como la fecha clave para ampliar los instrumentos monetarios que ha ido desplegando para hacer frente a la situación (APP, PEPP, TLTRO) con el objetivo de hacer frente a los males que puede generar -y ya está haciendo- la segunda ola de coronavirus. "Algunos de ustedes podrían discutir que estoy leyendo una vez más, pero no puedo resistirme porque creo que este párrafo es realmente clave", subrayó la banquera francesa al hacer público el comunicado del BCE. "Sobre la base de esta evaluación actualizada, el Consejo de Gobierno recalibrará sus instrumentos, según proceda, para responder a la situación actual y garantizar que las condiciones de financiación sigan siendo favorables para apoyar la recuperación económica", leyó con energía.

Hace un año, al tomar posesión de su cargo, su principal batalla estaba con los países que por entonces contaban con margen fiscal suficiente (los conocidos como 'halcones fiscales') para que hicieran uso de éste de forma que estimulasen sus economías y las del resto del área del euro. Los efectos de la crisis financiera previa se hacían sentir en forma de 'japonización' de las economías del euro -con una inflación en estado comatoso y un crecimiento cada vez más débil-. Esa era su batalla entonces y, el reto, como el de cualquiera que asume un cargo de tanta responsabilidad y visibilidad, evitar comparaciones con su antecesor, Mario Draghi

Sin embargo, su primer año se ha visto finalmente empañado por la emergencia de la Covid 19 y sus efectos sobre la economía. "Cualquier valoración que se haga de sus actuaciones debe partir del hecho de que se ha enfrentado, apenas aterrizó en el puesto, con una de las crisis más severas de los últimos cincuenta años, sustituyendo además en el cargo a un presidente saliente, Mario Draghi, que será siempre recordado como el salvador del euro", apunta Pedro del Pozo, director de inversiones financieras en Mutualidad de la Abogacía. "El hecho de que tras más de nueve meses de crisis intensa, especialmente violenta en las primeras semanas de confinamientos, no exista un peligro real de colapso de deuda en Europa, es muestra suficiente para que la nota con la que se pueda calificar su actuación sea positiva", añade. 

"Tras más de nueve meses de crisis intensa no existe peligro real de colapso de deuda en Europa" 

Cuando se produjo su nombramiento, se resaltó su perfil y experiencia como política, más que en aspectos monetarios y, crisis del coronavirus mediante, su evolución podría considerarse "encomiable" en opinión de Kevin Thozet, miembro del comité estratégico de Carmignac, puesto que pese a los "habituales llamamientos del Sr. Draghi para que se pasara el testigo del estímulo de la política monetaria a la fiscal, no recibió respuesta". El experto considera que su enfoque, que busca un mayor consenso, ha tenido eco al examinar las respuestas a la crisis inducida por la 'gran reclusión'. 

"Es probable que haya dado su opinión y contribuido a la iniciativa del Fondo para la Recuperación. Y también reaccionó y cumplió en el frente monetario", añade, pese a que reconoce que aún queda por ver si esas iniciativas históricas llegarán a su fin a medida que la crisis de Covid se desvanezca o si constituirán una verdadera evolución a largo plazo hacia una mayor coordinación e integración. Además de lo anterior, el BCE de Lagarde ha sido mucho más explícito y transparente, y también ha mostrado cierta capacidad de innovación, como lo demuestra su apoyo a los bancos o su esfuerzo por dirigir los créditos.

En el mercado también existe la sensación de que si bien Lagarde ha respondido a la crisis, su respuesta ha quedado algo a la zaga de la de sus homólogos y, sobre todo, de la de la Reserva Federal de Estados Unidos. Del 'error' de haber asegurado que el BCE "no estaba aquí para cerrar los diferenciales" (pronunció con especial contundencia aquel "we are not here to close spreads") en su reunión del mes de marzo, queda solo el recuerdo. El BCE, a través de los distintos programas de compra de bonos, ha permitido a muchas empresas contar con acceso a financiación a precio razonable, en un momento en el que el oxígeno de esa liquidez era esencial para poder seguir adelante. Al mismo tiempo, el sistema financiero "ha mantenido su actividad sin anomalías, ayudado, entre otras cosas, por las subastas de liquidez que lleva a cabo la Autoridad Monetaria Europea", sostiene del Pozo.

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