A través de una fusión invertida

La agricultura vertical llega a Wall Street y apunta a ser el próximo gran negocio

Aerofarms, fundada en 2004, llega a través de un fondo SPAC al parqué neoyorquino y su apuesta es muy arriesgada: desde los cuatro millones de ingresos actuales espera llegar a 500 en sólo cinco años. 

Aerofarms es la empresa pionera en el mundo de los llamados cultivos verticales.
Aerofarms es la empresa pionera en el mundo de los llamados cultivos verticales.
Aerofarms

La deslocalización de la manufactura hacia México, China y otros países con mano de obra barata dejó muchas fábricas vacías en el corredor industrial que transcurre de Nueva York a Filadelfia. En el interior de una de esas estructuras abandonadas dedicadas a la producción de acero montó David Rosenberg un gigantesco invernadero, con plantas colocadas en plataformas ordenadas en vertical.

AeroFarms está considerada como la empresa líder en el desarrollo de esta técnica del cultivo. La compañía fue fundada en 2004 aunque empezó a operar realmente como una corporación hace cuatro años. Ahora entra por la puerta trasera del Nasdaq con una valoración de 1.200 millones de dólares. Lo hace por vía de una fusión invertida con Spring Valley, un fondo constituido para la adquisición de empresas (SPAC). 

Como en el caso de la carne a base de proteína vegetal, la misión de AeroFarms es producir alimentos para atender la demanda de una población creciente y responder a un consumidor cada vez más concienciado con la calidad, la explotación de los recursos y el impacto medioambiental. La disrupción creada por el confinamiento también puso especial atención en la fragilidad de la cadena de suministro. 

Actualmente produce unas 120 variedades de vegetales. La nueva generación de su estructura de cultivo vertical, la sexta, le permitirá producir tomates y frutos silvestres. Las plantas no necesitan luz natural para crecer. Tampoco se utilizan pesticidas ni fungicidas para protegerlas. Un sistema informático desarrollado por la propia compañía permite gestionar los nutrientes que necesitan e incluso el ritmo de producción. 

El cultivo bajo una luz artificial, sin pesticidas y menos agua atrae el interés de los inversores desde hace algunos años, porque es un modelo de producción que acerca el campo a los grandes centros urbanos y puede permitir en el futuro administrar productos frescos directamente al consumidor, sin que pierdan sabor, textura ni nutrientes. Y al ajustar mejor a la demanda, permite a su vez reducir los desperdicios. 

Rosenberg considera que el modelo logró ya el desarrollo para empezar a darle escala y que tenga sentido para los inversores. Con la colocación en Wall Street obtiene 317 millones de dólares por parte de los patrocinadores de la transacción, que utilizará para expandirse. A lo largo del mes de abril va a poner en marcha dos nuevos proyectos, uno en Virginia y otro en Abu Dhabi, la primera fuera de los EE UU. 

Las SPAC, sin embargo, son operaciones sujetas a un riesgo muy alto porque son compañías con un negocio muy incipiente que no solo debe demostrar que es viable, también que existe y con unos ingresos para sostenerlo. Estos fondos permiten así a las empresas emergentes acceder a capital y a los inversores a apostar por negocios en los que creen, que de otra manera habrían este solo al alcance del capital riesgo. 

AeroFarms es un claro ejemplo. Proyecta ventas de cuatro millones de dólares este ejercicio 2020, gracias a los 200 supermercados a los que sirve. La proyección es elevarlos a 330 millones en cuatro años y superar los 500 millones en 2026. Ese impulso lo obtendrá gracias a que su tecnología será cada vez más utilizada y eso generará una fuente adicional de ingresos separada de la producción de plantas y semillas. Es decir, lo que ofrece en este momento es que es una empresa de alta tecnología en el ámbito de la agricultura. 

AppHarvest, una compañía de Kentucky que también produce en invernaderos, recurrió a una SPAC para cotizar en Wall Street aprovechando el entusiasmo de los inversores por estas transacciones. El máximo que alcanzó en febrero quedó a menos de la mitad. Lo mismo pasó con otros estrenos sonados. La volatilidad de estos valores, por tanto, se convierte en un riesgo adicional. El regulador bursátil en EE UU está empezando a poner la lupa en estas transacción. Es la vía a la que acaba de recurrir el gestor de espacios de oficinas WeWork cuando no pasó dos años aún del fiasco que protagonizó con su anticipado estreno. La SEC está solicitando información a los bancos para entender qué está sucediendo.

Estas operaciones están sujetas a un menor escrutinio que una oferta bursátil tradicional. Las colocaciones por vía de una SPAC este año superan ya en valor a las anunciadas en 2020, según Refinitiv. Frenesí que está alimentado, por un lado, por la liquidez que circula gracias a las medidas de estímulo para responder a la pandemia y, por otro, a la cada vez mayor influencia de la "inversión verde".

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