Batería de leyes sociales en cartera

Sánchez prepara un viraje a la izquierda para resistir con 192 apoyos hasta 2023

Los indultos marcan un antes y un después en la legislatura. El Gobierno sólo cuenta con una mayoría, ERC, PNV y EH Bildu, para sacar adelantes sus leyes y reformas. Se acabó la "geometría variable" con PP y Cs.

Sánchez prepara un viraje a la izquierda para resistir con 192 apoyos hasta 2022
Sánchez prepara un viraje a la izquierda para resistir con 192 apoyos hasta 2022
Borja Puig de la Bellacasa / Moncloa

Pedro Sánchez tomó el lunes la decisión más complicada de la legislatura y, probablemente, como afirma un alto cargo de Moncloa, de su carrera política. Para ello ha habido una evolución en el Gobierno, un cambio en la correlación de fuerzas y, también, una cuestión de supervivencia política. Sin indultos la coalición no hubiera podido ir mucho más lejos. Con ellos el camino hasta finales de 2022 se va a tener que recorrer con 192 votos en el Congreso, los que secundaron la decisión esta semana. No es una mayoría exigua, pero sí la única que hay, asumen en el Ejecutivo. Y es que la aprobación de las nueve medidas de gracia a los líderes del 'procés' concentra los apoyos para el Gobierno en los socios de la moción de censura, de la investidura y de los Presupuestos. Es el fin de la "geometría variable".

No hace muchas semanas que Sánchez mantenía aún abiertas varias vías de comunicación con el PP. Iván Redondo, jefe de gabinete del presidente, y Pablo Hispán, exhomólogo de Pablo Casado, cerraron mano a mano, por ejemplo, el reparto del Consejo de Administración de RTVE. Félix Bolaños, secretario general de Presidencia, y Teodoro García Egea, número dos del PP, estuvieron, por su parte, a punto de pactar la renovación del CGPJ. O la vicepresidenta Carmen Calvo y la portavoz de los populares en el Congreso, Cuca Gamarra, también mantenían relaciones más o menos fluidas, pese a sus duelos dialécticos de los miércoles en el Congreso. Pero todo esto es pasado. El PP, indican fuentes internas, considera que Sánchez ha cruzado esta semana el rubicón y cierran la apuerta a posibles acuerdos futuros.

Con Ciudadanos ocurre lo mismo. Los indultos marcan un antes y un después en una relación que Moncloa ha cuidado con esmero. El propio Bolaños negoció los PGE de 2021 con Carlos Cuadrado, el responsable de la fallida moción de censura en Murcia que desencadenó la gran tormenta en la política española. Precisamente esta 'vía naranja' fue la que provocó una grieta profunda en la coalición a la vuelta del verano, una crisis que pudo reconducirse. Y aquí entró en juego otro personaje clave en la nueva mayoría que ha salido de los indultos: Pablo Iglesias. El exvicepresidente segundo se empeñó con ahinco en involucrar a ERC en la "dirección de Estado" e incluso quiso dar entrada a los independentistas en el CGPJ. El exlíder de Podemos trabajó, y mucho -recuerdan sus colaboradores-, para conseguir que Oriol Junqueras formara parte de la fotografía y empujar fuera a Inés Arrimadas. Lo que se está viendo ahora es consecuencia de aquellas maniobras que hizo.

Iglesias trabajó para conseguir que Junqueras formara parte de la foto y empujar fuera a Arrimadas

Así ve el escenario una persona de autoridad en Unidas Podemos: "Nuestro trabajo con el PSOE fue siempre dinamitar todas sus opciones distintas a pactar con nosotros y la mayoría de la moción de censura, la investidura y los Presupuestos; y nos salió bien a pesar de lo mucho que costó". Fueron "cabezones", presumen ahora. Efectivamente, a Sánchez se le han cerrado de golpe dos vías: la del PP, para intentar posibles acuerdos en reformas importantes, y la de Cs, con quien Moncloa jugó muy en serio. "Han vuelto a Colón", proclaman los morados. Ahora ya no hay distintas opciones, ahora al PSOE sólo le queda una mayoría. "Tú puedes comer lentejas o arroz y prefieres arroz, pero si hago desaparecer el arroz comes lentejas; no es que haya habido un giro, es que simplemente tienes que comer", añade.

​Batería de leyes sociales en cartera

Con este panorama Sánchez está preparando un giro a la izquierda del Gobierno. No hay otra opción. Las leyes y reformas que vienen caminan por esa senda. Un viraje tanto en el terreno político como en el económico. Un rearme ideológico, en definitiva, con una batería de proyectos legislativos de calado. Uno de ellos será la reforma laboral. Sánchez ya lo tiene hablado con Díaz. Además, el próximo martes, 29, el Consejo de Ministros aprobará el anteproyecto de ley LGTBi y en los próximos días también llegará el proyecto de ley de Memoria Democrática, con la ilegalización de la Fundación Francisco Franco incluida. Se están dosificando los anuncios.

En Unidas Podemos también van a involucrarse con Cataluña. Lo va a hacer Yolanda Díaz personalmente, que se sentará en la mesa bilateral. Los morados llevan años preparando un escenario como el actual. Basta remontarse a septiembre de 2017 para comprender el trasfondo de sus movimientos. A orillas del Ebro, podría decirse, los morados empoujaron para levantar el kilómetro cero de los indultos. El escenario fue la 'Declaración de Zaragoza', un documento político en el que Iglesias y los suyos intentaron buscar una solución al conflicto enquistado apostando por una España plurinacional. Ese es, precisamente, el objetivo de Ione Belarra como nueva secretaria general de Podemos. 

​Junqueras hizo girar a ERC y Moncloa vio agua

PSOE y Unidas Podemos vienen hablando desde que firmaron el pacto de coalición de que esta debía ser la legislatura en la que se intentara avanzar en el conflicto catalán. En Moncloa confirman esta versión y afirman que se han lanzado a los indultos cuando han visto agua. Es decir, cuando ERC ha dado señales de querer avanzar también. Detrás ha habido una negociación comandada por Iván Redondo y Raül Murcia, dirigente republicano muy cercano a Oriol Junqueras. Un detalle importante: las conversaciones del Gobierno están siendo con Esquerra, no con Junts y Puigdemont. Al expresidente le quiere Sánchez respondiendo ante la Justicia por lo que hizo y ha alejado la reforma del delito de sedición que podría beneficiarle.

¿Y ahora qué? En ERC consideran que "los indultos son una victoria para el independentismo pese al alto precio que hemos pagado", afirma un dirigente histórico. "El meollo para nosotros está en si el Gobierno va a asumir el siguiente paso, es decir, que en el orden del día de la mesa bilateral figuren las demandas de las dos partes. En esta primera fase Sánchez deberá aceptar que se hable de todo. Si no lo hace, el diálogo durará poco", advierte. 

Desde ERC dejan claro que "hablar no significa negociar". Diferencian ambos verbos, no es baladí. "Lo que no vamos a aceptar es que una de las partes imponga un guión", avisan. "Si el PSOE [y Unidas Podemos] sólo habla de lo que les interesa a ellos, la mesa no avanzará". Los independentistas quieren poner así la pelota en el tejado de Sánchez, que ha aceptado el envite y ya ha afirmado, en un marco solmene, además, como es el de Bruselas, que las ideas independentistas tienen encaje en la Constitución; los actos, no.

​Torra, Pedralbes, el "relator" de Calvo y la Mesa

Han pasado casi tres años desde que Sánchez recibiera a Quim Torra, hoy historia política, y le enseñara los jardines de Moncloa. Dos años y medio desde la Declaración de Pedralbes y de aquel texto en el que el presidente del Gobierno aceptó hablar de "seguridad jurídica" para establecer una negociación. Más de dos años también de aquella figura ideada por Calvo de nombrar un "relator". Luego vino la mesa de diálogo, pero la pandemia la interrumpió. Y unas elecciones autonómicas que cambiaron la correlación de fuerzas en el Govern: ERC tomó el mando. La situación, por tanto, no es la misma y los republicanos han dado un paso, con una carta de Junqueras renunciando a la vía unilateral. Uno de sus pretorianos le defiende, pese a las críticas internas generadas: "Hemos asumido que sólo se puede avanzar llegando a acuerdos que luego sean refrendados por la ciudadanía; nuestra apuesta es clara: diálogo y, después, negociación. Pero hay que concretar".

Sánchez y Torra en los jardines de Moncloa
Sánchez y Torra en los jardines de Moncloa en 2018

LI

Sánchez, por tanto, tiene ante sí un dilema que irá despejando semana a semana con la Generalitat y con Junqueras en libertad. Desde que visitó por primera vez al líder independentista, corría el año 2016 cuando se reunió en secreto con él en un hotel de Barcelona, ha llovido. Comienza una partida de ajedrez en la que, no obstante, sigue imperando la desonfianza mutua. El "no son de fiar" que proclamó Moncloa tras los Presupuestos que tumbó ERC en 2019 sigue latente. De hecho, desde el entorno de Sánchez afirman que las palabras de los líderes independentistas nada más salir de la prisión de Lledoners ("amnistía" y "república") no ayudan. El sanchismo prevé un diálogo "largo" en el que "echaremos las horas que tengamos que echar". En las elecciones generales previstas para finales de 2023 se examinarán ambos.

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