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Urkullu y Aragonès le 'distraen' la cartera a Pedro Sánchez

Nada se hace gratis, de modo que los políticos que se aprestan a arrimar el hombro elaboran antes un 'presupuesto' detallado que presentan al 'cliente' y giran una 'factura' que hay que pagar sí o sí.

Pedro Sánchez y Pere Aragonés
Pedro Sánchez y Pere Aragonès.
EFE

Los favores, con favores se pagan. Iñigo Urkullu y Pere Aragonès no han inventado nada; los hoy presidentes del Gobierno Vasco y del Govern de la Generalitat, respectivamente, solo siguen haciendo lo que ya hicieran sus ancestros desde la resucitación democrática. Los partidos nacionalistas catalanes y vascos siempre han gozado, digamos, de un estatus especial en el Parlamento, puesto que a veces han sido necesarios para la Gobernabilidad en gabinetes del PSOE o el PP o para respaldar proyectos.

El apoyo político siempre se ha saldado convenientemente. Nada se hace gratis, de modo que los políticos que arriman el hombro elaboran antes un 'presupuesto' detallado que presentan al 'cliente' y giran una 'factura' que hay que pagar sí o sí. El monto del 'contrato' depende de la envergadura del negocio: para aplacar leves rebeldías o sumar respaldos pasajeros bastará con alguna inyección económica jugosa o el desbloqueo de algún desarrollo que duerme en un cajón. Ahora bien, para perpetuarse en el poder y mantener la batuta en la Filarmónica de la Carrera de San Jerónimo, hay que retratarse con golosas prebendas que se pueden hasta coronar con unos indultos carcelarios en contra de los criterios de la lógica y la Justicia. Pero la política se mueve por sus propios derroteros, en un juego en el que prácticamente todo vale para alcanzar el objetivo.

El Gobierno de Pedro Sánchez ha tirado de chequera y compromisos poniendo en juego el prestigio de una formación centenaria que ha traído un buen puñado de avances sociales a España. El PSOE de Sánchez se escribe igual que el de Felipe González pero no es ya el mismo. El socialismo del presidente Superman consumó el tocomocho a sus militantes y votantes nada más recontarse los votos de las urnas en las últimas elecciones generales. Entonces lanzó un Gobierno de coalición con Unidas Podemos cuando siempre dijo que no lo haría, pero los de Pablo Iglesias resultaron imprescindibles para seguir montado en el caballo de La Moncloa. De la misma forma, independentistas catalanes y vascos entraron en la ecuación para permitir su investidura. En ese mismo instante, los contadores de la deuda política se pusieron en marcha...  hasta hoy.

Mantener la batuta en la Filarmónica de la Carrera de San Jerónimo obliga a Sánchez a retratarse con prebendas

El presidente Sánchez quiere convertir el país en un gran escenario para las multinacionales del cine y del espectáculo radicadas en Estados Unidos. Allí, en su día, tuvieron a un actor a los mandos de la Casa Blanca: era el republicano Ronald Reagan. Sánchez no es actor pero ha protagonizado thrillers en los que ha mantenido congelado el rictus independientemente de que hablase de la marcha de la economía o de los presos del 'procés'. Alguien me decía hace unos días que el líder socialista se asemejaba a los vendedores de crecepelo del salvaje oeste americano, capaces de encasquetar a la concurrencia una batería interminable de milagros sin pestañear y sin perder la sonrisa.

Negociar en política es todo un arte en el que se corre el riesgo de caer al foso de los leones a la mínima de cambio. En política es necesario, justo y lícito pactar, conseguir respaldos, aunar cuantas más voluntades mejor... siempre y cuando el fin último sea la mejora y la proyección del país. Si el interés es individual, otro gallo está cantando. Un Gobierno, un presidente del Gobierno, puede buscar sinergias con todos los grupos democráticos del Congreso de los Diputados, incluso con aquellos que busquen objetivos enfrentados a los del resto del país.

¿Se debe amparar la constitución de una Mesa bilateral con el independentismo catalán para tratar de amansar tormentas y que las aguas vuelvan a su cauce? Rotundamente, sí. ¿Hay que tragar con el indulto a políticos condenados por graves delitos recogidos en nuestro Código Penal? ¿Hay que negociar con políticos independentistas (algunos teledirigidos desde el extranjero por personas huidas de la Justicia) temas relativos a la unidad del Estado o al cambio de modelo del mismo? ¿Es posible que el Gobierno de la nación ceda en asuntos que incumben a la totalidad de los ciudadanos en conversación con un puñado de políticos? ¿Hay que trabajar con tiempo en un nuevo marco para el Estado español, hay que replantearse la Constitución del 78, hay que darle una vuelta al modelo autonómico, hay que ponerle vallas al monte...? Conteste usted.

Vox ha enseñado la patita por lo de Ceuta y le ha dejado clara a Pablo Casado la cantinela de 'sin mí no eres nada'

Da miedo escuchar a Sánchez decir que el PSOE nunca negociará la unidad de España para a continuación oír a Gabriel Rufián contestarle que todo es cuestión de tiempo, que lo mismo dijo en su día respecto a los indultos. Me niego a pensar que el presidente del Gobierno, al que ya le han tomado la matrícula, mienta en un tema de este calado. Prefiero creer que todo es fruto de una pantomima para que el Govern salve la cara ante sus votantes o una estratagema del inquilino de La Moncloa para ganar tiempo y seguir respirando en el escenario del poder.

También los políticos vascos gozan de trato preferente. No hay más que ver los últimos acuerdos alcanzados horas antes de la Conferencia de Presidentes a la que Urkullu se resistía a acudir y en la que se presentó con la mochila llena de prebendas que otras comunidades ni siquiera sueñan con soñar. Dicen que mayores cotas de poder autonómico pueden ser la clave para rubricar unos años de paz política a costa del bolsillo de todos.

Poco ayuda en todo este entuerto la debilidad de la oposición: un PP desnortado, al que le siguen mordiendo las pantorrillas los marrones de la corrupción; un Ciudadanos que más pronto que tarde acabará siendo masculino singular o poco más; y un Vox que ha enseñado la patita con la nominación de persona non grata de Santiago Abascal en Ceuta. Vox le ha dejado claro a Casado que en sus manos están Madrid, Andalucía... y que tocar las narices en estas circunstancias solo puede llevar a la ruptura. Los de Abascal le están recordando al PP la cantinela de 'sin mí no eres nada' mientras que los nacionalistas le 'distraen' la cartera al Gobierno de España.

Hoy es ya 2 de agosto y medio país se va a envolver la manta en la cabeza en busca de unas vacaciones que le hagan escapar de la prisión del coronavirus. Pedro Sánchez hará cosas de presidente: irá a La Mareta, en la isla de Lanzarote, y a Doñana. También habrá un viaje a África... Qué pronto se acostumbra uno a lo bueno.

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