Nueve veces más cara que en 2020

Un año bajo el yugo de la luz: su precio se ha triplicado en los últimos 12 meses

La luz y el gas han triplicado su precio desde agosto de 2021 debido a la invasión rusa de Ucrania, las olas de calor y los planes de transición energética, que han marcado las agendas de la Unión Europea. 

Montaje especial gas
Un año bajo el yugo de la luz: su precio se ha triplicado en los últimos 12 meses
Nerea de Bilbao (Infografía)

Hace un año, este periódico abría su portada con una mala noticia para el bolsillo de los ciudadanos: el precio de la luz marcaba, por segundo día consecutivo, un nuevo récord. Era el quinto en apenas diez días. El megavatio-hora pasaba a formar parte del vocabulario habitual de los españoles tras elevar su precio medio hasta los 111 euros/MWh el 11 de agosto de 2021 tras romper, fecha tras fecha, lo que hasta entonces era su máximo histórico. Doce meses más tarde, la situación no ha mejorado y la luz se está pagando, de media, al triple que hace un año

El máximo registrado hace un año suponía, a su vez, pagar el triple que lo que se pagaba un año antes, en agosto de 2020, cuando el coste medio de la electricidad rondaba los 38,8 euros/MWh. En dos años, la factura se ha multiplicado por nueve, y el futuro no es halagüeño al respecto: expertos y gobiernos barruntan una luz a 500 euros/MWh en Europa central durante el próximo invierno, ante la cada vez mayor posibilidad de que Rusia corte de forma definitiva su suministro de gas. Entre el 1 de enero y el 31 de julio de 2021, el precio medio de la luz ascendió a 63,52 euros/MWh, según los datos de OMIE, el operador ibérico del mercado eléctrico. Para el mismo período de 2022, el importe medio es de 196,70 euros, tres veces superior

Para entender el por qué de esta situación hay que retroceder a hechos que trascienden las fronteras españolas. En primer lugar, el diseño del sistema eléctrico europeo, que ha sido pervertido por las energéticas para explotar su carácter marginalista y hacerse con los denominados 'beneficios caídos del cielo' al producir la última unidad de energía con la materia más cara, el gas. En esa línea, el precio de los derechos de emisiones de CO2 también han ido incrementándose y aumentan la factura a pagar por los europeos. Por otro lado, destaca la subida del precio del gas, que también se ha triplicado y ha pasado de cotizar a 111 euros/MWh cuando un año antes lo hacía a 41, según los datos del operador gasista del mercado ibérico, Mibgas. 

Detrás de este incremento exponencial se situaban los intereses de Vladimir Putin de encarecer esta materia prima y aumentar sus beneficios económicos de cara a preparar la invasión de Ucrania que tuvo lugar a partir del 24 de febrero. La reducción de sus exportaciones han conseguido tensionar el mercado energético europeo y mostrar sus costuras, dejando ver la fragilidad de modelos productivos como el alemán, basados en el gas barato que hasta ahora aportaba Rusia, y con el que ya no puede contar tras las sanciones impuestas por los socios del club comunitario. El ataque de Moscú a su vecino del sur, que ha dejado miles de muertos y un reguero de destrucción, se saldó en la Europa Occidental con un 'rally' de la luz que alcanzó su máximo el 8 de marzo, cuando se pagó a 544 euros/MWh, infectando al resto de la economía, lastrada por los precios de la energía. 

Aunque en España no se han vuelto a ver niveles semejantes (sí en nuestros vecinos europeos), la electricidad no ha vuelto a los precios que conocíamos anteriormente. Desde que marcó su máximo de 283 euros/MWh en marzo de 2022, el importe de la electricidad en el mercado diario ha ido descendiendo hasta los 143€/MWh anotados de media este julio, dato que es 51 euros mayor al del año previo y 108 euros más caro que en julio de 2020

Entre medias, el Gobierno de Pedro Sánchez ha puesto en marcha una batería de medidas fiscales para tratar de aliviar, sin éxito, el bolsillo de los ciudadanos: la rebaja del IVA de la luz, que primero pasó al 10% y más recientemente al 5%; la rebaja del Impuesto Especial sobre la Electricidad, que pasó del 5,11% al 0,5%; o la supresión del Impuesto sobre el Valor de la Producción de Energía Eléctrica desde el cuarto trimestre de 2021. 

Ninguna de ellas han tenido gran efecto, dado que las continuas subidas de la materia prima se han comido las rebajas previstas. En el caso de las arcas públicas, la caída de ingresos por estos impuestos ha sido compensada, en parte, por el aumento de ingresos vinculados al IVA y el alza de precios de la cesta de consumo básico; aunque el Gobierno espera poder financiar el coste de las medidas de su plan de respuesta con el nuevo impuesto a los beneficios extraordinarios de las eléctricas, que entrará en vigor en 2023. La partida energética ha tenido su principal punto de disputa en Bruselas, hasta donde Sánchez llevó su plan para conseguir la 'excepción ibérica' con la que desacoplar y topar el coste del gas dedicado a generación eléctrica del precio al que se pagan el resto de fuentes que producen electricidad. 

Una vez conseguido, el diseño del tope al gas, una apuesta de la ministra de Transición Energética, Teresa Ribera, tampoco se ha demostrado todo lo eficiente que esperaba. Las distintas olas de calor que sufre la península desde junio han limitado el uso de las energías renovables -la calima afectaba a la solar y la eólica no aportaba por falta de viento-, obligando a hacer uso de un gas cuyos precios seguían disparados. Este tope al gas se pagará a 40 euros hasta diciembre, y se irá incrementando progresivamente durante seis meses hasta los 70 euros/MWh, facilitando que este invierno los precios de la energía en España sean bastante más baratos que en Europa. 

Sin embargo, el mecanismo fue aceptado porque incluía una compensación a las gasistas, un ajuste que pagan todos los consumidores (aunque de forma desigual) y que se espera que decrezca progresivamente hasta mayo de 2023. Sólo en junio supuso el 45% de la factura para los consumidores del mercado regulado (PVPC). Por otro lado, los clientes que tienen sus tarifas en el mercado libre han empezado a recibirlo desde el 15 de junio, incrementando su coste en unos 30 euros y afectando especialmente a los dueños de coches eléctricos, que pueden llegar a pagar cuatro veces más que hasta ahora

En el contexto internacional, Moscú ha ido recortando sus envíos a países como Italia, que recibe un tercio menos de lo habitual, o Alemania, hasta donde llega el 20% del suministro típico del gasoducto Nord Stream, además de cerrarlo de forma definitiva a Polonia, Bulgaria, Finlandia, Países Bajos, Dinamarca o Letonia por no pagarlo en rublos. Mientras tanto, tanto la Unión Europea como como sus estados miembros han puesto en marcha planes de emergencia para hacer frente a la escasez de gas natural. El plan REPowerEU, para acelerar la transición energética, o la búsqueda de nuevos mercados en África, Oriente Medio y América han formado parte de las agendas diplomática y energética de Europa durante los últimos meses. 

La crisis climática, que este año se ha agravado en una España que ha sufrido varias olas de calor, incendios y una importante sequía, se ha saldado con un mayor consumo de gas durante este verano, escenario contrario a la apuesta de Ribera por las energías renovables. El mercado gasístico negoció en julio el doble de volumen que el año previo, un total de 11.705 GWh frente a los 5.642 GWh de 2021, según datos del operador ibérico del mercado gasístico, Mibgas. Estos datos también se dieron en junio, y buena parte de culpa la tienen las exportaciones energéticas a una Francia que necesita cubrir su demanda, afectada por el apagón obligado de sus centrales nucleares

Durante julio, las centrales de ciclo combinado, que hacen uso del gas para generar electricidad, ha aumentado su presencia en el mercado en 4,2 puntos, hasta abarcar el 26,9% del mix. Las olas de calor y la falta de viento han afectado a las renovables, que han disminuido en 3,5 puntos su participación hasta el 8,6% del total, incluyendo cogeneración y residuos. La llegada del otoño e invierno invertirán estos valores al entrar en juego la eólica, que puede llegar a cubrir el 40% de la demanda. Si las previsiones se mantienen, España pagará la luz mucho más barata que sus homólogos europeos durante el invierno por su condición de 'isla energética', aunque seguirá pagando las consecuencias de las decisiones de Putin en forma de exportaciones y ahorro energético. 

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