Tres meses de negociaciones en la sombra

Así se aprobó el Ingreso Mínimo: el pulso Iglesias-Calviño, el Ibex y el sí de Escrivá

Pablo Iglesias Congreso de los Diputados
Pablo Iglesias Congreso de los Diputados
EFE

El Ingreso Mínimo Vital ya es una realidad pero detrás de la aprobación de este decreto se esconde una intensa negociación que arrancó el fin de semana del 20 y 21 de marzo. Es el momento clave, según coinciden varias fuentes gubernamentales implicadas en el decreto que salió este viernes del consejo de ministros y que reconstruyen para La Información los entresijos de las negociaciones. Esos dos días, mientras los españoles pasaban su primer sábado y domingo de confinamiento y mientras Pedro Sánchez mandaba mensajes de aliento desde Moncloa ante los "tiempos duros" que se avecinaban, en el seno del Gobierno de coalición se estaban poniendo las bases para alumbrar una prestación social histórica. La iniciativa fue del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, pero el presidente vio inmediatamente la necesidad de aprobar la medida y no dudó desde el principio en pedir a José Luis Escrivá que acelerara los planes previstos.

Cuando estalló la crisis del Covid el Gobierno no tenía pensado aprobar el Ingreso Mínimo. La medida estaba concebida para ser desarrollada a lo largo de la legislatura pero la situación de emergencia obligó a cambiar de estrategia. Uno momento decisivo fue el consejo de ministros del 18 de marzo. El cónclave de ese día en Moncloa, uno de los primeros telemático, enfrentó a la vicepresidenta económica Nadia Calviño con Iglesias. En el equipo de ambos ministros admiten que hubo "tensión". El líder de Unidas Podemos pidió un plan de rescate social urgente, pero la encargada de pilotar la estrategia económica defendió algo más de cautela. Varios ministros se posicionaron del lado del vicepresidente segundo y Sánchez finalmente decantó la balanza de su lado. Es en ese momento cuando la estrategia social del Gobierno da una vuelta de tuerca y se precipitan las decisiones.

Durante ese fin de semana los ministros del área morada, con Iglesias a la cabeza, estudian la posibilidad de lanzar el Ingreso Mínimo y deciden dar el paso al frente el mismo lunes. Es 23 de marzo y la economía del país lleva ya varios días semiparalizada. Se necesita reaccionar. Iglesias lo habla con Sánchez y la acogida no puede ser mejor. Moncloa admite que el presidente se da cuenta desde el primer momento de la necesidad de aprobar este mecanismo de rescate a quienes menos tienen. Admiten que no necesita que Iglesias le convenza ni le insista. Las conversaciones, tal y como publicó La Información, son intensas en el Gobierno.

Sánchez activa esa semana la maquinaria. Habla con el ministro de Inclusión y Seguridad Social y le pide que acelere los trabajos. José Luis Escrivá, que había vivido desde el otro extremo de la mesa del consejo de ministros la batalla Iglesias-Calviño, comparte la idea y comienza a trabajar en el Ingreso Mínimo Vital. Es 26 de marzo. Se empieza entonces a "acortar los plazos" para sacar esta iniciativa adelante "cuanto antes y de la mejor manera posible".

Pero no todo iba a ser tan sencillo. Escrivá se da cuenta inmediatamente del ingente trabajo que tiene que hacer para definir qué es un hogar vulnerable y afinar la prestación. Pide la colaboración de la Agencia Tributaria y ordena a sus equipos echar horas de más. Lo mismo el Ministerio de Pablo Iglesias que, con Nacho Álvarez a la cabeza, comienza a trabajar de forma intensa en la prestación. Tres nombres, junto a sus equipos, son piezas esenciales en este trabajo en la sombra: el del propio Álvarez, secretario de Estado de Derechos Sociales; el de Israel Arroyo, secretario de Estado de Seguridad Social; y el de Milagros Paniagua, secretaria general de Objetivos y Políticas de Inclusión y Previsión Social. Ellos son, los 'chefs' del Ingreso Mínimo Vital. El trabajo en equipo ha sido tal que el mismo jueves celebraron una reunión de confraternización previa a la presentación de la prestación en la que, según fuentes conocedoras de la misma, destacó el buen ambiente y la sensación de unidad.

Escrivá, como decíamos, plantea sus problemas a Sánchez e Iglesias. Armar el IMV en tiempo récord no va a ser fácil y pide tiempo. ¿Hasta cuándo? Llega a hablar de julio o agosto. Incluso maneja la vuelta del verano. Iglesias reacciona y pone sobre la mesa una Renta Mínima puente. Una especie de ingreso mínimo de urgencia que entre en vigor inmediatamente ante los problemas técnicos que acumula el proyecto de Seguridad Social. Es 9 de abril y el anuncio supone un impulso definitivo a la prestación. Esos días son clave.

Entre medias se produce un hito. Iglesias llama a tres grandes empresarios del Ibex. Es una maniobra para conocer si apoyarían una renta mínima. Habla con Ana Botín (Santander), Pablo Isla (Inditex) y José María Álvarez-Pallete (Telefónica). Nunca antes el vicepresidente había tenido una conversación con estos actores económicos. La acogida es la que se esperaba: apoyo unánime. También habla con Antonio Garamendi, aunque la reacción de la CEOE no es la misma. La patronal se siente utilizada y rompe temporalmente con el Gobierno, aunque la situación es encauzada rápidamente por el propio Iglesias a través de dos llamadas telefónicas.

El martes 14 de abril es otro día decisivo para el Ingreso Mínimo Vital. Sánchez e Iglesias se citan por la tarde, a solas, y en privado, tras un consejo de ministros en el que el vicepresidente poner sobre la mesa la medida y el presidente le responde que ese asunto no estaba en el orden del día y que ya lo hablarían ello más tarde. Hablan por teléfono largo y tendido. Iglesias le plantea la urgencia de las familias que no pueden pagar el alquiler o los recibos de los suministros básicos. El presidente le confirma que habrá renta mínima y que será inminente. Moncloa pide entonces que a Escrivá que el proyecto debe estar cerrado en el mes de mayo para empezar a cobrarse en junio. Acuerda, además, que sea una prestación definitiva. Es el espaldarazo definitivo. Es la victoria del área social del Gobierno.

Las tribulaciones del Ingreso Mínimo no terminan aquí. Escrivá sigue mostrando reticencias por lo complicado del trabajo y no fija compromisos. Lo hace en una entrevista radiofónica. Es entonces cuando entra la Secretaría de Estado de Comunicación, dirigida por Miguel Ángel Oliver, en juego. Moncloa manda un mensaje a los periodistas confirmando que en mayo habrá Renta Mínima. Lo justifica explicando que es "un compromiso del Gobierno con las familias y aquellas personas que tienen serias dificultades para afrontar sus gastos básicos que el IMV esté en marcha en el mes de mayo". No hay marcha atrás.

Mientras tanto el trabajo continúa. En las últimas semanas ha habido numerosas reuniones entre los equipos de Escrivá e Iglesias para afinar todos los detalles. Se han pulido muchas cuestiones, como el umbral de la renta, la edad mínima para acceder al a prestación, el patrimonio permitido, si la primera vivienda quedaba exenta, el tiempo del permiso de residencia, la no vinculación a itinerarios laborales... Han sido muchas semanas, incluidos sábados y domingos, de trabajo conjunto y de reuniones, algunas en Moncloa, para culminar todo.

La guinda, como decimos, se puso el jueves. Los equipos de Iglesias y Escrivá compartieron mesa y mantel en un ambiente de camaradería. Cerraron incluso cómo se iba a comunicar el decreto y el contenido de las declaraciones de cada ministro en la rueda de prensa de Moncloa. Era el momento de cerrar semanas de duro trabajo y tensión, incluso dardos cruzados entre ministros. Pocas veces se producen escenas como esta en un Gobierno de coalición. La sensación en ambos equipos es de haber culminado un trabajo histórico. 

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