Arranca la temporada de resultados

La banca descuenta un tercer trimestre excepcional gracias al alza del euríbor

El índice de referencia para las hipotecas ha dado un salto en vertical, que está sosteniendo a la cabeza de la rentabilidad del Ibex 35 a valores bancarios domésticos como Caixabank, Bankinter y Banco Sabadell.

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La banca descuenta un tercer trimestre excepcional gracias al alza del euríbor. 
Nerea de Bilbao (Infografía)

La temporada de presentación de resultados arranca la próxima semana con Bankinter como ariete, que será el encargado de dar el pistoletazo de salida el próximo día 20. Las cuentas del tercer trimestre para el Ibex estarán marcadas por el impacto de la inflación y el temor a los efectos de la recesión generada por la guerra de Putin y la crisis energética. Sin embargo, este cisne negro no ha repercutido por igual en todos los sectores. Uno de los más beneficiados en bolsa es la banca, fundamentalmente la que desarrolla su negocio en España. Caixabank, Bankinter y el Banco Sabadell son los tres mejores valores del Ibex este año, con subidas comprendidas entre el 44 y el 30%. Su alta exposición al crédito y al negocio hipotecario les favorece y los analistas esperan un tercer trimestre especialmente fuerte gracias al repunte del euríbor

“Este trimestre no se va a cumplir esa debilidad típica”, comenta a La Información la analista de Banca de Renta 4, Nuria Álvarez Añibarro. La excepción vendrá marcada por la mejora de los márgenes de intereses y los ingresos por comisiones. El índice de referencia para la mayoría de hipotecas en España rompió la barrera del 1% este verano, llegando a cerrar septiembre en el 2,23% alentado por la subida de tipos del BCE, lo que se traduce en un encarecimiento paulatino de los préstamos para vivienda a medida que se van revisando y que se va trasladando al margen de intereses.

Un cambio de tendencia que ya está descontando en el precio de la banca doméstica, que está sacando mucha ventaja a las dos entidades globales, como son el Santander y el BBVA. Con una elevada exposición al Brasil o el Reino Unido, el primero; y a México y Turquía, el segundo, el impacto del negocio español se queda más difuminado que en el balance de Caixabank, Bankinter y el Banco Sabadell. En este momento, los títulos de la entidad que preside Carlos Torres se dejan un 3,02% en lo que va de año, mientras que la liderada por Ana Botín pierde más de un 12% en valor bursátil. 

Pero son muchos los desafíos que deben resolver los bancos para mantener su actual evolución en bolsa. Uno de ellos son las provisiones ligadas al aumento de la morosidad. La Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés), no descarta un incremento de los impagos a largo plazo, pero lejos de los niveles registrados en la crisis financiera de 2008. Coincide en este aviso el Banco de España, desde donde admiten una cierta sobrevaloración en el precio de la vivienda y piden elevar las provisiones, pese a que la situación de solvencia sea mucho mejor que la de hace catorce años. La evolución de los impagos crediticios todavía es un misterio después de haber tocado suelo el pasado mes de julio, tras descender al 3,88%, su nivel más bajo desde el estallido de la burbuja inmobiliaria en España. 

Otra de las incógnitas es cómo se digerirá la otra cara del euríbor: el aumento de la morosidad. La mayor parte de las entidades verán incrementado su margen de intereses en la segunda mitad del año, aumento que va asociado a un mayor riesgo ante la imposibilidad de algunas familias de asumir esa mayor carga financiera en un entorno de inflación que coquetea con el 9%. En este contexto, el sector bancario ya negocia la opción de congelar las cuotas hipotecarias durante un año a propuesta de CaixaBank. Si bien todavía no hay nada escrito sobre el papel, la medida parece que le gusta al Ejecutivo, que ya estuvo de acuerdo con medidas de este tipo impulsadas durante la Covid-19, donde clientes vulnerables y aquellos que lo solicitaran contaron con un plazo de carencia en el que solo tuvieron que pagar intereses.

Otro de los frentes abiertos es la tramitación del impuesto extraordinario sobre los ingresos de la banca, que entraría en vigor el 1 de enero y que gravaría con un 4,8% el margen de intereses y las comisiones netas para todos aquellos que facturen por encima de los 800 millones. Los bancos y el mercado, sin embargo, confían en que el golpe se moderará durante la tramitación parlamentaria.

Además de considerarlo un tributo “contraproducente”, las principales críticas a esta proposición de ley radican en que la rentabilidad aún se encuentra por debajo del coste del capital, es decir, la tasa de retorno que los inversores esperan recibir. Un informe elaborado por la Fundación de Estudios Financieros (FEF) arroja que la subida de tipos no ayudará a reducir dicho coste en los próximos dos años, si no que, por el contrario, estará por encima y pone el foco en el coste de riesgo (la ratio entre las provisiones y el volumen medio del crédito), que alcanza el 1%, más del doble de la media europea.

“El principal riesgo de los resultados es un incremento de los gastos de explotación más fuerte de lo previsto que pueda anular posibles mejoras de eficiencia”, remarca Álvarez Añibarro, al tiempo que lamenta que el Ejecutivo se escude en el crecimiento de los ingresos bancarios para la elaboración del impuesto. Desde Fráncfort ya han invitado a reflexionar a que en su puesta en marcha en diferentes países europeos se tenga en cuenta la capacidad de la banca para elevar provisiones de cara a estar más protegidos de futuros ‘shoks’ económicos. En cualquier caso, los analistas ven razones para el optimismo este 2022.

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