Inversión en renovables

Eléctricas y petroleras preparan nuevos asaltos para encabezar el 'giro verde'

Hay interés, hay dinero, hay réditos de imagen y hay una presión insoslayable de los organismos internacionales y comunitarios para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

La gran subasta de renovables convierte la venta de T Solar en un mercado persa.
Eléctricas y petroleras preparan nuevos asaltos para encabezar el 'giro verde'.
EP

En tromba. Todas las compañías del sector de la energía han redoblado la apuesta por las renovables. El gran 'giro verde' ha llegado incluso a las compañías petroleras, que apuntan hacia un nuevo modelo -multienergía- para adaptarse a los nuevos tiempos. Hay interés, hay dinero, hay réditos de imagen y hay una presión insoslayable de los organismos internacionales y comunitarios para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

La fiebre de las renovables ha disparado la búsqueda de proyectos, ha desatado una batalla por los puntos de conexión a la red y ha colocado en primer plano una pregunta : ¿Quién tiene que cargar con el esfuerzo de financiar la descarbonización de la economía? Es una cuestión que amenaza con desatar una guerra entre eléctricas y petroleras.

La decisión del Gobierno de sacar del recibo eléctrico los 7.000 millones con los que se pagan cada año las renovables para distribuir el coste entre todas las compañías energéticas en proporción a sus ventas ha levantado ampollas. Las compañías que más van a tener que pagar -entre las españolas, Repsol y Naturgy- tantean ya el campo de batalla, empresarial y político, que ha abierto la presentación del anteproyecto de ley que crea el denominado Fondo Nacional para la Sostenibilidad del Sistema Eléctrico (FNSSE).

La gran fiesta

El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, adelantó los términos de la pelea que se avecina. En su opinión, el proyecto que plantea el Gobierno tiene como objetivo "pagar a los fondos, en algunos casos especulativos" y "las fiestas de las eléctricas". Una estruendosa carga de profundidad que, curiosamente, coincide en el término -"fiesta"- con el que el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, cuestionaba en 2012 el desarrollo de la energía fotovoltaica. "La fiesta 'verde' -aseguraba entonces Galán- alguien la tiene que pagar". Como Galán, otros primeros espadas del sector energético, como el entonces consejero delegado de Naturgy, Rafael Villaseca, miraban con recelo el desarrollo de las renovables. Hoy, Naturgy, de la mano de Francisco Reynés, está haciendo caja para salir de las actividades y países menos rentables para invertir en renovables.

En general, el declive económico de las nucleares, la depreciación de las infraestructuras gasistas, la desaparición del carbón y la depreciación de los activos petroleros empujan a todas las empresas, obligadas a sustituir los viejos activos por otros nuevos a través de inversiones y operaciones corporativas para hacerse con activos renovables, dar valor a la marca, generar ingresos y también dividendos. En ese camino, Repsol abandona de forma progresiva la búsqueda de petróleo y gas y planea la salida de países que no aportan nada al giro estratégico.

Las petroleras han pasado de calificar de "falacia" sostener que los coches eléctricos no generan emisiones contaminantes –porque en su fabricación y la de la batería sí se producen gases- a meterse de lleno en el negocio. Repsol reconoce en su información corporativa que "el coche eléctrico está aquí para quedarse" mientras Cepsa, como el resto, también ha dado el salto desde el negocio de los hidrocarburos al eléctrico, con ofertas de consumo de luz y gas. No es un fenómeno solo español: Total, Shell, BP y Galp siguen también la misma senda.

Crecimiento verde

El negocio ha mudado la piel. Iberdrola, como Endesa, Naturgy y las empresas de redes participadas por el Estado -REE y Enagás- forma parte del Grupo Español Crecimiento Verde (GECV), en el que se integran también bancos como BBVA o Bankia y tecnológicas como Telefónica. Suponen el 40% del Ibex 35 y dirigieron una declaración al Gobierno para que los estímulos a la economía se enmarquen "con las acciones para abordar los apremiantes retos en materia de acción climática y sostenibilidad, dentro de la hoja de ruta hacia una economía con emisiones netas nulas en 2050".

La misma compañía -Iberdrola- que un día criticó la "fiesta" solar, impulsa hoy la mayor planta fotovoltaica de Europa en Extremadura -2.000 MW de potencia renovable- y de los 8.000 millones de inversión previstos en su plan estratégico para los próximos cinco años, 4.500 millones tendrán como destino proyectos eólicos -donde ya es fuerte- y proyectos fotovoltaicos. Galán aboga por acelerar las inversiones en energías limpias, ha peleado para tomar la delantera en el anuncio de proyectos relacionados con el hidrógeno verde y encarna hasta dónde ha calado la urgencia de reconvertir el negocio tradicional.

Pero si hay un proyecto que muestra la fiebre por la búsqueda del 'santo grial' renovable es la producción de hidrógeno para utilizarlo en la industria, la generación eléctrica y el transporte como un gas limpio. El Ejecutivo de Pedro Sánchez y el Gobierno comunitario apuestan por el hidrógeno y las empresas se han lanzado en plancha a anunciar proyectos de inversión a pesar de que la producción del gas aún no es rentable y no lo será en mucho tiempo. La promesa del hidrógeno como combustible para ayudar a impulsar los vehículos y las plantas de energía ha sido un tema de conversación desde la década de los 70 del siglo pasado, pero todavía es demasiado costoso para un uso generalizado.

El Bank of America ha advertido de que para que el hidrógeno verde -el producido con renovables- sea competitivo aún deberá reducir sus costes un 85% y Wood Mackenzie aleja esa posibilidad hasta después de 2030. Esa inmadurez es la que ha llevado a la Estrategia Europea de Hidrógeno a prever inversiones de 18.000 millones de euros en el llamado hidrógeno azul - producido con gas fósil- porque el hidrógeno verde aún tiene costes más altos de los asumibles. Es mucho dinero a repartir.

Y se han destapado las apuestas. Donde el Gobierno anunció inversiones de 1.500 millones hasta 2023, Repsol adelantó hasta 2.900 millones hasta 2026. Enagás no quiso ser menos. Su presidente Antonio Llardén explicó que la compañía gestora de la red de gas impulsa 12 proyectos en España que movilizarán 1.500 millones en tres años. No falta nadie. También Iberdrola, Endesa y Naturgy-recién incorporada por cierto a la European Clean Hydrogen Alliance-, compiten cada una por su lado por seguir los consejos de las consultoras para aprovechar el momento de acelerón. No hay tregua. El giro verde es también negocio.

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