Dos formas de gobernar enfrentadas

Sánchez genera un polvorín en su área económica con el pacto 'maldito' de Bildu

Fotografía Nadia Calviño, en Moncloa / EFE
Fotografía Nadia Calviño, en Moncloa / EFE

Cuando este viernes se vean la cara todos los ministros del Gobierno de Sánchez en el consejo extraordinario que tienen previsto para aprobar la prórroga del estado de alarma, va a haber unas más largas que otras. En el seno de algunos de los principales ministerios del área económica del partido se produjo un terremoto en la noche del miércoles, tras el anuncio del pacto entre el PSOE, Bildu y Unidas Podemos para la derogación “íntegra” de la reforma laboral, que lejos de aclararse, ha generado un gran malestar entre todos los altos cargos que cada día se encargan de atender las necesidades de las empresas y los trabajadores en plena crisis económica. “Después de lo duro que está siendo esto, estoy buscando razones para no tirarlo todo e irme a mi casa”, admitía un directivo público de uno de los ministerios más perjudicados por el pacto.

Fuentes cercanas a esta minicrisis del Gobierno de coalición aseguran que hay unanimidad entre todos los ministerios económicos que ya estaban en la anterior legislatura y están vinculados a la Vicepresidencia de Nadia Calviño, en que ese pacto ha sido un torpedo en la línea de flotación de una estrategia económica que, con sus matices, hasta ahora estaba yendo bien. Los responsables de los ministerios de Hacienda, Seguridad Social, Industria y Economía tienen hasta ahora las cosas muy claras, y este pacto a espaldas de lo que hace el área económica del Ejecutivo, sin necesidad real y tan dañino para las empresas, tanto las grandes como las pymes, ha generado un desánimo que marca un antes y un después en la gestión política de la pandemia.

Nadia Calviño quiso ser muy transparente en su intervención de este jueves ante el Círculo de Economía de Cataluña al advertir de que abrir el debate ahora sobre la reforma laboral es "absurdo y contraproducente", para garantizar que cualquier cambio que se haga será en el seno del diálogo social con empresarios y sindicatos. Pese a ello y al intento de rectificación del PSOE, el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, tuvo que suspender la reunión que tenía este jueves con los empresarios, sin poder hacerles ningún tipo de reproche por su tremendo malestar, y ver cómo se paralizaban las negociaciones a contrarreloj que lleva para sacar adelante instrumentos como el Ingreso Mínimo Vital, las bonificaciones a los ERTE prolongados o las ayudas a quienes tienen que quedarse en casa para cuidar de sus hijos. Fuentes cercanas a esa situación aseguran que la frustración y la rabia ante un error político de ese calado eran notorios en los pasillos de ese Ministerio.

En la planta de abajo del Ministerio de Economía, los altos funcionarios de Industria, Comercio y Turismo, que es el departamento que más cerca esta ahora de las empresas perjudicadas por el parón de la economía, mantuvieron ayer sus reuniones diarias con un sinfín de empresarios y asociaciones en busca de soluciones para “el afán de cada día, que en ellos es sobrevivir a esto”. Aunque el ‘affaire’ con Bildu y Podemos se evitaba en las reuniones técnicas, en el seno del gabinete de Reyes Maroto sabían que la crisis de ese día iba más lejos de “esas pequeñas cuitas que cada día aparecen y desaparecen”.

La única nota que a ese grupo de ministerios económicos trastocados por el ‘maldito’ pacto para desintegrar la reforma laboral, cuando menos conviene hacerlo, es el Ministerio de Trabajo, precisamente el más afectado por el acuerdo alcanzado y que dirige hasta ahora con mano firme Yolanda Díaz, cercana a Iglesias, pero que siempre deja claro que ella está afiliada a Izquierda Unida. Hasta ahora, Díaz siempre ha defendido la derogación de la reforma laboral, pero empezando por sus aspectos más lesivos para los trabajadores y la negociación colectiva, de forma que la urgencia para su desaparición en bloque y de un plumazo estaba aparcada.

“Se boicotean entre ellos”

Una vez consumada esta nueva desavenencia en el seno del Gobierno, fuentes cercanas a Moncloa admiten que los hechos acaecidos en estos dos días han despejado cualquier duda de que hay dos formas de gobernar enfrentadas en el Consejo de Ministros, una de las cuáles, teledirigida por el vicepresidente primero y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, hace daño a las directrices de política económica que, por ahora, marca la vicepresidenta tercera, Nadia Calviño. En Economía existe también una gran preocupación por la imagen que este tipo de malentendidos generan en el entorno comunitario y en el comercio internacional, en un momento en el que todo el potencial exportador español está afrontando serias dificultades para mantener a flote sus cuentas de resultados.

Desde el entorno de Ciudadanos, el partido que ha pactado con Sánchez las dos últimas prórrogas del estado de alarma y que ha estado muy cerca del gabinete esta semana, lo tienen muy claro. “Se boicotean entre ellos, sin necesidad”, aseguraban este mismo jueves, para defender de nuevo su estrategia de ser un partido útil que llega a acuerdos. En la formación naranja no se oculta cierto resquemor por el afán de protagonismo que tienen los representantes de Unidas Podemos en el Gobierno, sus eternos enemigos políticos, justo ahora que Arrimadas había logrado apuntarse algunos logros con su acercamiento a Sánchez.

En el seno del otro gran partido que ha apoyado al Gobierno en sus prórrogas de la alarma, el PNV, la situación tampoco ha sido bien recibida, sobre todo porque supone un tanto político que la izquierda radical de Bildu puede 'vender' como un triunfo ante Madrid de cara a las elecciones autonómicas del próximo mes de julio. 

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