Giro del banco central

China toca a retirada los estímulos monetarios y confirma su despegue

La oferta monetaria ha regresado a niveles de 2018 y 2019, previos al estallido de la pandemia, y el país se pone 'sus barbas a remojar' por si el alza de los precios no fuera tan transitoria como se estima 

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Primera en entrar, primera en salir. En plena psicosis a nivel mundial por el aumento de precios de las materias primas y de la energía y por un alza de la inflación que ha superado expectativas, China va a contracorriente. Cuando los demás bancos centrales (Reserva Federal, Banco Central Europeo, Banco de Japón o de Inglaterra) se esfuerzan por dejar claro que mantendrán las políticas expansivas lanzadas en tropel para atajar el golpe de la Covid-19 y que el alza de precios es temporal, el gigante asiático ha dado un giro evidente de timón y se ha convertido en el primero en empezar a endurecer su política monetaria.

Con la reapertura de su economía, sin brotes descontrolados del virus, con el PIB pisando el acelerador hasta el 18,4% en el primer trimestre y los datos del PMI compuesto de Caixin aumentando hasta el 54,7 en abril (frente al 53,1 del mes anterior), es como si la segunda economía del planeta estuviera viviendo prácticamente en un universo paralelo al de otras geografías -sobre todo Europa y hasta no hace tanto tiempo Estados Unidos-. Incluso las ventas minoristas han superado en gran medida los mejores augurios de los analistas. No es de extrañar que el Banco Popular de China haya moderado el aumento del crédito ya desde el pasado mes de abril.

El emisor ha empezado a cerrar el grifo antes y por encima de lo que preveían los principales consensos del mercado. Los préstamos bancarios aumentaron en 1,28 billones de yuanes, muy por debajo de las expectativas de un alza de 1,56 billones, mientras que la financiación agregada a la economía real -que incluye préstamos y bonos-, registró un crecimiento neto de 1,85 billones de yuanes, cuando se preveían 2,25 billones. En consecuencia, la oferta monetaria ha regresado a niveles de 2018 y 2019, previos al estallido de la pandemia. 

La desaceleración del crédito ha sido muy marcada. "De hecho, China ha seguido una senda de desapalancamiento desde 2018 y el retroceso del año pasado solo se consideró temporal para hacer frente a los efectos iniciales del Covid", apunta Marcus Weston, gestor de renta fija de JK Capital Management (grupo La Française). Ahora, las cifras demuestran que esa vuelta a la normalidad se está acelerando. La reciente desaceleración del crecimiento del crédito agregado ha sido impulsada principalmente por la reducción de las emisiones de bonos nacionales, lo que, en opinión del experto "no debería sorprender dados los múltiples anuncios del gobierno sobre el endurecimiento de las condiciones de préstamo en los sectores de las empresas estatales y de la vivienda".

¿Y si el alza de la inflación no es solo un susto?

En contra de lo que pudiera parecer, la respuesta tranquila de los mercados financieros en general y de los bonos 'high yield' en particular demuestra, según el gestor, que los bonos inmobiliarios chinos ya han descontado las políticas de préstamo más estrictas de los últimos meses. "China está haciendo lo que la mayoría de los bancos centrales del mundo aún evitan hacer, es decir, abordar el aumento de la inflación de forma temprana y directa", asegura Weston. Esto implica que si el encarecimiento de las materias primas es más duradero y menos transitorio, los mercados de activos chinos podrían estar bien posicionados para capear futuras turbulencias del mercado.

Lo cierto es que los datos macro del segundo trimestre están poniendo a prueba los nervios de los inversores a nivel global. Sin embargo, Yves Bonzon, CIO del banco privado suizo Julius Baer, descarta que estemos asistiendo a un nuevo "superciclo" de las materias primas, si bien incide en que "estos posibles puntos de inflexión estructurales se desarrollan a lo largo de varios años, y los inversores deberían tomarse un tiempo para evaluar la situación", añade.

En general, existe la sensación en el mercado de que después del 'rally' del primer trimestre, el crecimiento económico podría estar estabilizándose en China. "Los datos que nos ofrezcan en los próximos meses la economía y el índice de gestión de compras, así como los relativos a la demanda de cobre y acero, nos darán más pistas sobre las perspectivas de la economía china", apuntan los analistas de Capital Group. Esta visión coincidiría con la desaceleración de la producción industrial y las ventas minoristas ya en el mes de abril. Así, la primera se incrementó un 9,8 por ciento en relación al mismo mes de hace un año, frente al aumento del 14,1% registrado en marzo. Así lo confirman los últimos datos avanzados por la Oficina Nacional de Estadísticas (NBS, por sus siglas en inglés), que coinciden con lo previsto por el consenso de Reuters.

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